#Exclusivo | Ensambladoras automotrices en Venezuela: las sombras de una recuperación

En poco más de una década, la industria automotriz en Venezuela que fue pionera en crecimiento económico del país con alrededor de ocho plantas ensambladoras de vehículos, así como empresas conexas en la fabricación de autopartes, sufrió un desplome del que actualmente la recuperación parece cuesta arriba.

Atrás quedaron los tiempos en los que ensambladoras como Ford, Chrysler, Toyota, MMC (Mitsubichi) y GMV, asentadas en el centro y oriente de Venezuela eran pioneras en ensamblaje de automóviles.

Una serie de dificultades, entre ellas imposibilidad para conseguir divisas e importar materia prima, así como también la importación de vehículos usados y las facilidades que se otorgaron en cuanto a pagos de aranceles y tasas aduaneras, así como del Impuesto al Valor Agregado (IVA) contribuyeron al desplome de las ensambladoras. Aunado a la caída del poder de compra del venezolano y la práctica desaparición del crédito para la adquisición de automóviles.

Para el segundo semestre de 2023, las perspectivas para reflotar esta industria en el país son escazas y no se vislumbra que, en un corto o mediano plazo, se puedan reactivar las plantas que aún quedan en pie a pesar de estar cerradas.

En marzo de 2019 la Agencia Venezolana de Noticias (AVN) reseñó que el mandatario Nicolás Maduro había anunciado que el país tenía “capacidad para producir alineando todos los factores de la política financiera, fiscal, productiva y comercial 210 mil vehículos al año de la más alta calidad y factura tecnológica del mundo».

En esa oportunidad, el Jefe de Estado afirmó que Venezuela contaba con 104 industrias ensambladoras de vehículos, de las cuales 70 eran de autopartes, 34 eran ensambladoras (20 públicas gracias, a los convenios con China, Irán y Bielorrusia y 14 privadas).

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En la actualidad, cuatro años después, solo están activas las plantas Mack, Ivento (Iveco en Venezuela), que se dedican al ensamblaje de camiones y la planta de Encava, que se dedica a ensamblar autobuses, aunque se desconoce su cifra de producción.

En concreto, según la Cámara de Fabricantes Venezolanos de Productos Automotores (Favenpa) para agosto de 2023 se ensamblaron 14 unidades.

En los ocho primeros meses de este año la producción alcanzó un total de 31 vehículos, cifra que contrasta con el promedio histórico de producción nacional de cien mil unidades anuales, por lo que el gremio califica esta actividad económica como “una industria desaparecida”.

Las perspectivas de recuperación

Omar Bautista, presidente de Favenpa, precisó que actualmente las plantas de GMV y Chrysler, en el estado Carabobo, están “comprometidas o desarticuladas” y las de Toyota en el estado Sucre, Ford en Valencia y MMC en Anzoátegui están cerradas totalmente, aunque Toyota tiene capacidades para reactivar actividades.

Y, aunque ha habido atisbos de recuperación en la industria, sobre todo en lo que respecta a la venta de vehículos, esto aún no es suficiente para pensar en una reactivación de las ensambladoras.

Omar Bautista explicó que aunque las ventas de vehículo están en proceso de recuperación, aún tienen un volumen muy bajo como para sustentar económicamente la reactivación del ensamblaje de modelos nuevos, ya que esto requiere una alta inversión de recursos.

El vocero recordó que en Venezuela se vendían más de 100,000 vehículos al año y que en los primeros ocho meses de 2023 se vendieron alrededor de 4000 automóviles, apenas el cuatro por ciento.

“Eso es una cantidad también muy baja para que pueda amortizar las importantes inversiones”, precisó el vocero, agregando que se trata de una inyección de recursos necesaria para ensamblar nuevos modelos. “El volumen de ventas no justifica hacer esas grandes inversiones”, sentenció.

Las empresas conexas: el daño colateral

Junto con la instalación de plantas ensambladoras en Venezuela surgió también un área derivada, el asentamiento de empresas conexas en las que se fabricaban autopartes y cuyo cuarenta por ciento de su producción estaba destinada a abastecer a las ensambladoras.

Con el cierre de las ensambladoras también las industrias conexas cayeron en declive al perder un gran porcentaje de su mercado, por lo que tuvieron que centrarse en el mercado reposición y abastecer el parque automotor venezolano para subsistir.

Omar Bautista explicó que en el país hay casi 4 millones 100,000 vehículos, de los cuales entre el 80 y 90 por ciento está activo y el restante está paralizado por falta del poder adquisitivo de los propietarios para poder comprar repuestos y hacer reparaciones.

No obstante, se trata de un mercado que se divide entre productos nacionales e importados. “El asunto es que los productos importados, muchos de ellos, están ingresando al país sin pagar impuestos y la venta se hace sin facturas, lo que genera una competencia totalmente desleal con los repuestos que se fabrican en el país”, lo que ocasiona que pueden ofrecerse a bajos precios y sean de más fácil acceso para el consumidor.

“La industria de autopartes apenas tiene la mitad de ese mercado de reposición porque el producto importado está desplazando la producción nacional. La situación es muy compleja, muy difícil para la industria nacional de autopartes”, reflexionó.

No obstante, pese a que actualmente el panorama parece complicado para este sector económico, desde el Ejecutivo Nacional se anunció la posibilidad de proyectos para apostar a la reactivación.

Este 21 de septiembre, durante una reunión en el Consejo Nacional de Economía, realizado en el Hotel Humboldt, Nicolás Maduro se refirió a este sector, apuntando que “tenemos que levantar un plan del sector automotriz“.

Y, aunque no ofreció detalles específicos de lo que implicarían estos planes, destacó que en Venezuela existe un buen mercado y enfatizó en la necesidad de que Venirauto, empresa automotriz impulsada por el Ejecutivo nacional junto con Irán y que en febrero de este año inició la venta de automóviles importados de Irán, “recupere su capacidad productiva“.

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