El ministro de Hacienda de Argentina, Nicolás Dujovne, renunció este sábado 17 de agosto a su cargo y será reemplazado por Hernán Lacunza, informaron medios argentinos que publicaron la carta de renuncia.
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En la misiva, reproducida en el sitio web del diario La Nación, Dujovne se dijo «convencido de que, en virtud de las circunstancias, la gestión (de gobierno) necesita una renovación significativa en el área económica».
Según el periódico, su reemplazo será Lacunza, ministro de Economía de la provincia de Buenos Aires.
Dujovne deja su cargo en medio de una profundización de la crisis económica que atraviesa Argentina tras las elecciones primarias del pasado domingo, que dieron un duro golpe a las aspiraciones reeleccionistas del presidente Mauricio Macri.
La fórmula del opositor Partido Justicialista, que lidera Alberto Fernández y propone a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner como candidata a vicepresidente, obtuvo casi la mitad de los votos emitidos en esos comicios obligatorios destinados a confirmar las fórmulas para las presidenciales de octubre próximo, contra poco más de 32% para el actual mandatario.
«Mi renuncia es coherente con la pertenencia a un gobierno y espacio político que escucha a la gente, y que actúa en consecuencia», dijo Dujovne, en un claro mensaje al electorado argentino cuando todavía quedan más de dos meses para las presidenciales del 27 de octubre.
El resultado de las primarias derrumbó la bolsa argentina, y la cotización del dólar así como el riesgo país, que mide la capacidad de cumplimiento de las obligaciones financieras de un Estado, se dispararon ante el temor de los mercados a un retorno al poder de la expresidenta, que lideró un gobierno prácticamente aislado del mercado financiero internacional hasta 2015.
El diario Clarín, el de mayor circulación del país, recordó este sábado que Lacunza fue funcionario de varios gobiernos, incluso el que lideró Cristina Kirchner, y fue economista jefe y gerente general del Banco Central de la República Argentina (BCRA).
Se trata del primer anuncio de cambio en el gabinete de Macri tras el aplastante resultado de las elecciones PASO (Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias) del pasado domingo.
– Golpe a los índices –
La semana económica y financiera fue complicada para Argentina. El peso tuvo una depreciación de 19,91% en cinco días, mientras que la Bolsa de Buenos Aires perdió 2,04% el viernes a 30.406,65 puntos, y acumuló una caída del 31,44% en la semana.
Para colmo de males, las calificadoras de riesgo Fitch y S&P rebajaron la calificación de las emisiones de deuda argentina el viernes.
Fitch la recortó dos escalones, desde «B» hasta «CCC», una categoría que indica posibilidades de default o cesación de pagos.
«El recorte de la nota de Argentina refleja una elevada incertidumbre política después de las elecciones primarias del 11 de agosto, un severo endurecimiento de las condiciones financieras y el esperado deterioro del ambiente macroeconómico que aumenta la posibilidad de un default de la deuda soberana o de una restructuración de algún tipo», señaló.
Según la calificadora, las elecciones primarias resaltaron los riesgos de una discontinuidad de las políticas económicas después de las elecciones generales de octubre.
S&P, en tanto, rebajó la nota un escalón de «B» a «B-«.
«La pronunciada turbulencia del mercado financiero, con una depreciación significativa del peso argentino y un repunte en las tasas de interés, tras las elecciones primarias del domingo pasado en Argentina, ha debilitado significativamente el ya vulnerable perfil financiero» del país, explicó para justificar su decisión.
El nuevo ministro de economía tendrá la difícil tarea de tratar de traer algo de tranquilidad a los mercados, y lidiar con un país en recesión, en medio de una campaña electoral cuesta arriba para Macri.
Deberá además convencer al Fondo Monetario Internacional para que devengue próximos tramos del crédito de 56.000 millones de dólares que el gobierno negoció en busca de estabilizar el mercado cambiario del país.
Argentina tiene a 32% de la población bajo la línea de pobreza y una inflación anual de más de 50%.