#Análisis: La recuperación de la formalidad del salario no está en el horizonte, indican expertos
Los economistas Francisco J. Contreras y Douglas Becerra analizaron la situación del salario en Venezuela y coinciden en que no existen condiciones para restituir la formalidad salarial ni para elevar sostenidamente las remuneraciones.

Con la información más reciente disponible, el salario mínimo en Venezuela en 2025 se mantiene en 130 bolívares, cifra que ha estado vigente desde marzo de 2022.
Debido a la devaluación del bolívar frente al dólar estadounidense, el valor de este salario mínimo en dólares ha fluctuado y es muy bajo. Según datos de agosto de 2025, el salario mínimo ha llegado a equivaler a menos de un dólar estadounidense por mes.
Es importante destacar que, aunque el salario mínimo se mantiene congelado, el gobierno venezolano ha implementado un esquema de bonificaciones e “ingreso mínimo integral” que se paga a través de la plataforma del Carnet de la Patria.
A partir de mayo de 2025, este “ingreso mínimo integral” se fijó en 160 dólares, compuesto por bonos como el de Guerra Económica y el Cestaticket. Sin embargo, este ingreso bonificado no tiene incidencia en los beneficios laborales como vacaciones o aguinaldos.
En resumen, la situación del salario en Venezuela es la siguiente:
Salario mínimo oficial: 130 bolívares.
Valor en dólares (aprox.): Menos de 1 dólar al mes.
Ingreso mínimo integral (con bonos): Equivalente a 160 dólares mensuales.
Para revisar la materia salarial más en profundidad, Banca y Negocios consultó a un par de expertos en la materia.
El doctor Francisco J. Contreras M. es economista, docente, consultor e investigador con una amplia trayectoria en finanzas, estrategia empresarial y sostenibilidad. Su enfoque integra perspectivas multidisciplinarias y un análisis crítico de los factores que moldean el entorno económico y empresarial.
“La cotización del salario mínimo nominal en bolívares por debajo de la paridad de un dólar estadounidense es un indicador macroeconómico de la pérdida de funcionalidad de la moneda local en sus roles esenciales”, rompe el celofán.

Para el economista Francisco J. Contreras, hay que anclar los salarios a una unidad de valor estable para que se ajusten progresivamente.
Erosión de las funciones monetarias
Contreras se refiere a la erosión de las funciones monetarias. Este escenario refleja una desafectación práctica de las funciones del bolívar como unidad de cuenta y reserva de valor, declara. “En la práctica, la economía ha transitado hacia un sistema de facto de bimonetarismo, donde el dólar opera como referente de valor y medio de intercambio para transacciones significativas”.
Con un Doctorado de Tercer Ciclo con mención honorífica en Técnicas Económicas, Previsión y Prospectiva por la École des Hautes Études en Sciences Sociales (París, Francia), Contreras también pone la lupa en la manifestación de desequilibrios macroeconómicos: “El valor simbólico del salario mínimo es el resultado visible de un prolongado proceso de elevada inflación, que ha reducido aceleradamente el poder adquisitivo de los ingresos nominales”.
En el mismo orden de ideas, relata que el impacto en la dinámica social incide en el deterioro del ingreso real de los hogares que dependen del salario formal, lo que afecta su acceso a bienes y servicios básicos y debilita los acuerdos socioeconómicos fundamentales.

El desequilibrio fiscal es determinante para explicar la situación salarial del país.
Factores cruciales
Para Francisco Contreras hay una confluencia de factores determinantes. “La coyuntura actual es producto de la interacción de múltiples variables económicas que se han reforzado mutuamente”, desliza. Acá toca subrayar varios issues:
–Desequilibrio fiscal y monetario: La principal causa subyace en un proceso inflacionario elevado, impulsado por un desajuste persistente entre la liquidez monetaria en circulación y la capacidad de producción real de la economía, lo que generó una dinámica de depreciación acelerada de la moneda.
–Contracción del sector productivo: La significativa reducción de la capacidad productiva nacional, incluido el sector hidrocarburos, limitó la oferta agregada de bienes. Esta contracción, unida a una alta dependencia de importaciones, exacerbó las presiones sobre los precios.
–Distorsiones en los mecanismos de asignación: La implementación prolongada de controles de precios y de cambio generó distorsiones en los mercados, ya que creó desincentivos para la producción formal, fomentando la escasez y contribuyendo a la formación de brechas cambiarias que alimentaron la inflación.
–Desfase en la política de ingresos: La ausencia de un mecanismo de ajuste salarial automático y técnico, indexado a la variación de precios, resultó en la erosión continua y acumulativa del valor real del salario mínimo.
Viendo el vaso medio lleno
Ahora bien, ¿qué medidas puede tomarse para fortalecer el poder adquisitivo del salario?
Frente a la inefectividad de los ajustes nominales aislados, apunta el entrevistado, se requerirían medidas estructurales que aborden el problema de la pérdida de valor.
Para arrancar, establecer una vinculación a una referencia de valor estable. Una alternativa técnica sería desvincular la definición del salario de la moneda local y anclarlo a una Unidad de Valor Real (UVR), indexada a una canasta de bienes básicos o a una divisa estable, precisa Contreras.
“El monto en bolívares se ajustaría diaria o mensualmente para mantener paridad con esta referencia para proteger el poder adquisitivo”, sostiene el experto.
También está de acuerdo con “mecanismos de complementación del ingreso. Esto es, establecer un sistema de transferencias monetarias directas o bonos canjeables, focalizados en la adquisición de bienes esenciales (alimentos, medicinas), podría complementar el ingreso nominal de los trabajadores, mitigando el impacto inmediato de la inflación”.
Actualmente, profesor en el Doctorado de Ciencias Económicas de la Universidad de Carabobo, donde participa en el programa de Cosmovisión Económica y Empresarial, Contreras sostiene que para mejorar la situación salarial se precisan políticas de incentivos para la formalización.
¿Cómo es esto? “Es crucial implementar políticas que incentiven la transición de la economía informal a la formal. Esto implica crear condiciones —como simplificación tributaria, acceso a crédito y seguridad jurídica— que alienten a las empresas a registrarse y a ofrecer empleos formales con salarios y beneficios acordes”.
-Existe una instancia tripartita que está buscando un mecanismo para formalizar el salario e incluso sectores empresariales han propuesto que los trabajadores contribuyan para crear un fondo de pensiones. ¿Cómo ve usted esto?
-La instalación de una mesa de diálogo tripartita constituye un mecanismo institucional positivo para la búsqueda de consensos. La propuesta de un aporte en moneda extranjera para un fondo de pensiones merece un análisis objetivo.
Hay aspectos positivos: La iniciativa reconoce la realidad del mercado y la necesidad de utilizar una unidad de cuenta estable para proteger el ahorro pensionario de la depreciación monetaria. Representa un esfuerzo por comenzar a reconstruir el sistema de seguridad social.
Pero es preciso hacer algunas consideraciones técnicas. ¿Cuáles son? “Para su viabilidad y equidad, el esquema de financiamiento debería articular los aportes de los tres actores involucrados: trabajadores, empleadores y el Estado como garante último del sistema. Un diseño que recargue la responsabilidad financiera principalmente en una de las partes podría afectar su sostenibilidad y percibirse como inequitativo. La propuesta actual sienta una base importante para un debate necesario sobre la corresponsabilidad en el financiamiento”, indica sin ambages.
– ¿Cuál es la perspectiva sobre la reacción del sector empresarial privado?
– Se anticipa que la reacción del sector privado estará guiada por un cálculo de costos, beneficios y certidumbre.
Puede preverse que haya una especie de prudencia inicial. ¿Cómo es esto? Es probable que prevalezca una actitud cautelosa. Las empresas operan en un entorno de costos elevados y una competencia informal significativa.
«Cualquier propuesta que incremente los costos laborales sin estar acompañada de medidas que nivelen el campo de juego (llevando a la informalidad a la formalidad) y reactiven la demanda, podría generar preocupación sobre su sostenibilidad financiera».
Contreras dice sobre el capital privado que hay una visión de largo plazo: “No obstante, el sector tiene un interés inherente en la estabilidad macroeconómica, reglas del juego claras y una fuerza laboral formal y protegida”.
Un acuerdo tripartito -opina- que genere confianza, distribuya responsabilidades de manera equilibrada y trace una ruta creíble hacia la recuperación económica y la paz laboral, “podría eventualmente recibir un apoyo amplio, al ser visto como una inversión en la estabilidad futura del mercado”, dice con optimismo.
La persistencia del salario
Por su parte, el economista de la UCV, Douglas Becerra -con un master en Finanzas por la Universidad Metropolitana (Unimet)-, aporta su grano de arena a este debate.
Becerra cree que el gobierno del presidente Nicolás Maduro permite la persistencia de un salario mínimo por debajo de un dólar para no desaparecer el salario, y mantener la relación legal.
“Se tiene que diferenciar entre el ingreso laboral que no tiene prestaciones y es extra legislación laboral; y el salario que determina la relación laboral”, acota la fuente.
El salario como grillete
Y analiza: “Cuando tú tienes un salario, perteneces a la empresa y existe una relación laboral; pero si desaparece el salario desaparece la relación laboral. Es como si tu llevaras a una persona a trabajar en tu casa, le pagas por lo que hace y ahí se extingue la relación”.
– ¿Cuál fue la confluencia de factores que ocasionaron esto?
– Los que ofrecen trabajo son las personas, están dispuestas a cambiar sus servicios por dinero; esta oferta se mueve de acuerdo con el crecimiento de la población y los inmigrantes; las que demandan trabajo son las empresas que están dispuestas a cambiar dinero por trabajo.
«La demanda de empleo se ha incrementado fuertemente lo que ha hecho que caiga enormemente el salario real de los trabajadores; la oferta de empleo también se ha desplazado, pero en menor proporción a la demanda de manera que los movimientos de esta curva han hecho que el salario se desplome en el país», explica Becerra.
Oferta y demanda de empleo
La afectación de la economía por diferentes factores ha sido enorme y ha destruido el mercado laboral; adicionalmente las nuevas tecnologías han desplazado mano de obra
-Dejando de lado el abordaje clásico. ¿Qué medidas pueden tomarse para que el salario mínimo de Venezuela no sea tan precario?
– Ninguna porque el mercado laboral depende de la oferta y demanda de empleo; lo que se puede hacer son mecanismos compensatorios de parte del estado para bonificar al trabajador; por ejemplo, que funcione el IVSS, que existan políticas compensatorias.
– ¿Cómo ve usted el diálogo tripartito en marcha y la propuesta de que los trabajadores, así como fueron obligados los empresarios, contribuyan con el régimen de pensiones?
– Es una medida que debe revisarse adecuadamente. No hay condiciones para establecer un sistema contributivo que sea justo para todas las partes en este momento. El poder adquisitivo de las remuneraciones es tan bajo que no parece sensato exigir una contribución. Hay que buscar soluciones realmente estructurales.
– ¿Como cree que reaccionará la empresa privada?
– Creo que en Venezuela no debe haber más de 1.000 empresas que tengan más de 200 trabajadores. El grueso son empresas familiares que tiene una menguada clientela y, en consecuencia, carecen de capacidad para elevar las remuneraciones de manera sostenida.
Por otra parte, hay que colocar dentro de la ecuación el trabajo por cuenta propia, que -de acuerdo con la más reciente Encuesta Nacional de Condiciones de Vida de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB)- representa más de 20% del empleo generado en el país.
En esas condiciones -apunta Becerra- no se puede inventar un sistema contributivo de pensiones ni formalizar las relaciones laborales.
– ¿Mantendrá el gobierno su política de bonificaciones?
-No hay mecanismo para subir el salario en este momento.
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