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11/10/2019 08:30 AM
| Por Por: Luis Brusco Ortega

Expertos | La dolarización puede frenar el crecimiento de las economías

Expertos | La dolarización puede frenar el crecimiento de las economías

Hasta el presente no se conoce en la historia de la economía mundial un país con gran potencialidad de crecimiento económico que haya sustituido de manera formal o informal su moneda por el dólar estadounidense, como parte de una estrategia de política económica para crecer y que pudiera posteriormente mostrar cifras significativas de éxito en ese sentido.

Lo que sí ha sido evidente en cualquier país que haya hecho tal sustitución es el logro de una rápida estabilización monetaria, que ha redundado en alcanzar tasas de inflación y de intereses muy bajas, junto con un equilibrio en sus operaciones internacionales.

En América Latina destacan los casos de Ecuador, El Salvador, Uruguay y Panamá, todas economías relativamente pequeñas que desde el momento cuando tomaron sus preferencias por el dólar estadounidense lograron estabilizar la inflación, pero no han mostrado tasas de crecimiento resaltantes en el ranking latinoamericano, a excepción de Panamá, que ha sido un caso particular, debido a los beneficios que le produjo el significativo aumento del transito comercial en las últimas décadas, derivado del explosivo crecimiento de la región asiática.

En cambio, las experiencias de países como Brasil, México, Argentina, Colombia, Chile, Perú y la propia Venezuela hasta los primeros años 2000, que han sido economías defensoras de mantener sus monedas nacionales y un tipo de cambio competitivo, continúan registrando el mayor dinamismo económico de la región, pese a los desaciertos de política económica muy puntuales de algunos de ellos, como ha sido el caso de Venezuela.

Volviendo al análisis de la problemática que presentan hoy pocos países, en el sentido de dolarizar sus economías sin valorar la posibilidad de perder condiciones para aumentar sus niveles de producción y empleo de forma sostenida, debe destacarse que la razón más importante que están tomando en cuenta para tal decisión es el sacrificio que los llevaría a una pérdida total de su autonomía en el diseño y aplicación de políticas monetaria y fiscal propias, que les pudiera permitir revertir oportunamente cualquier etapa peligrosamente contractiva, o en su defecto una etapa de exagerado crecimiento que les produzca signos no deseados de desestabilización.

A estas consideraciones se debe agregar que la dolarización puede impedir a estas economías realizar posibles ajustes oportunos en materia cambiaria para mantener su competitividad en el contexto internacional cuando reciban impactos externos negativos, como podría ser el caso de nuestra Venezuela frente a un inesperado aumento de los precios petroleros, que a su vez ocasione una apreciación del tipo de cambio frente al resto de las divisas conocidas.

Más allá de estos aspectos, la debilidad institucional que podría generar la dolarización se manifestaría en hechos más específicos, como que el banco central perdería parte de su capacidad como prestamista de última instancia, condición ésta muy necesaria para asistir a las instituciones financieras en momentos de crisis bancarias.

Por otra parte, también el fisco nacional se vería seriamente impedido de mantener la ejecución de presupuestos públicos que tengan un alto componente de subsidios y otras transferencias sociales, como es el caso actual de Ecuador. A este respecto, cabe señalar que, si bien cierto que en un contexto dolarizado los déficits fiscales podrían ser financiados con deuda externa, esta práctica no sería sana por cuanto aceleraría mucho más rápido la muerte de lo poco de política fiscal que se pudiese hacer a futuro.

En definitiva, si bien con la dolarización los países ganarían mucho en el corto plazo, en lo que corresponde al logro de la estabilidad económica, los gobiernos incurrirían en un alto costo al perder capacidad para alcanzar el objetivo de política económica más importante en el mediano y largo plazo, como es crecer.

Haciendo un símil y guardando la distancia, los efectos de la dolarización equivalen para un país a la pérdida de gran parte del sistema inmunológico en un ser humano, lo que significa que el organismo quedaría limuitado para superar cualquier patología, en función de convertirse, a futuro, en un individuo suficientemente capaz y sobre todo altamente productivo.

* El autor es economista, ex funcionario del Banco Central de Venezuela, docente universitario y consultor.

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