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16/12/2019 11:06 AM
| Por Víctor Alvargonzález

Un alza bursátil con muchos perdedores

Un alza bursátil con muchos perdedores

El mercado alcista de los últimos diez años es ya conocido como «el más odiado de la historia». Nunca tantos se perdieron tanto. Es la subida bursátil global en la que han tenido menos participación los inversores, tanto pequeños como grandes.

En mi opinión, el principal culpable ha sido la proliferación de vendedores que utilizan el miedo como fórmula para captar clientes, lectores o seguidores en las redes sociales. Hay que echarle valor para invertir en renta variable cuando la mayoría de los analistas e influencers te machacan todos los días con la cantinela de «la crisis», «la burbuja» y la «represión financiera».

En los años 80, el gancho comercial era la posibilidad de ganar mucho dinero. Ahora se utiliza el miedo: «venga conmigo -o lea mi libro-, que yo le protejo de la crisis financiera que viene». El costo de oportunidad en el que han incurrido los inversores por entrar en esa «burbuja del miedo» no tiene parangón en la historia financiera.

Pero eso ya es historia. Ahora lo que importa saber es si va a continuar la subida. Los pocos que consiguieron ignorar el mensaje del miedo, quieren saber si se mantienen donde están o realizan beneficios. Los que cayeron es este nuevo tipo de red comercial quieren saber si están a tiempo de compensar en algo lo que se perdieron.

Personalmente, creo que este año de récords acabará bien. De récords en resultados (desde 1997 nunca habían subido tanto la renta fija y la renta variable en paralelo), de récords en Wall Street.

Pienso que acabará bien porque todo lo que se decía que iría mal -y que sólo cuatro gatos decíamos que iría bien- tiene cada vez más probabilidades de acabar bien.

En primer lugar, el acuerdo entre China y Estados Unidos. Realmente nunca ha sido necesario un gran acuerdo para que siguiera la tendencia alcista. Bastaba -y basta- con que haya una tregua duradera que permita hacer planes. Si va a haber tarifas, que quede claro de que cuantía y en qué productos, para así saber si conviene trasladar la producción a otros países. A veces, en los mercados basta con eliminar incertidumbres. Además, dije al inicio del año que en este asunto ambos tienen claro que es mejor un mal acuerdo que una buena guerra y sigo pensando lo mismo. ¿O creen ustedes que las tarifas que encarecen los costos de producción de los granjeros norteamericanos le dan votos a Trump?

Certidumbre es también lo que trae la victoria de Boris Johnson en el Reino Unido. Al menos ahora sabemos qué va a ocurrir con el Brexit, lo cuál se añade a la existencia de un cierto acuerdo previo con la UE. Una incertidumbre menos, un elemento positivo más. Luego vendrán las negociaciones, pero eso será el año que viene.

Los vendedores del miedo también se trabajaron mucho el tema de la recesión en EE UU. Para empezar, una recesión tampoco tiene porque llevar necesariamente a una caída bursátil. Los caminos de la economía real y la financiera suelen acabar juntándose, pero los tiempos son distintos. De hecho, las estadísticas muestran que recesión no implica inmediata caída de la bolsa, sino más bien lo contrario. Entre otras cosas, por la actitud que toma la Reserva Federal para mitigar el efecto de la recesión. Pero no había que dejar que la realidad estropeara un buen argumento de venta.

Porque si se trata de captar clientes ofreciendo protección, la palabra «recesión» hace milagros. Eso sí, nadie hablaba de los datos de empleo y de consumo de la economía norteamericana. Ni de los resultados de las empresas o el crecimiento de los protagonistas de la revolución digital. Pero ahí estaban para quien quisiera verlos y ahí siguen.

En Europa claro que hay riesgo de recesión, pero es que en realidad Europa lleva mucho tiempo sufriendo la «euroesclerosis» a la que la han llevado los excesos regulatorios, burocráticos e impositivos de los políticos. No sería una gran novedad. Es más, si Alemania entra en recesión podría haber un cambio de política económica en forma de plan de estímulo fiscal, que tendría un impacto positivo en las bolsas. Descarten también ese otro argumento de los vendedores de miedo de que la bolsa está «carísima». Desde luego la europea no ¿o les parece caro un mercado con un dividendo medio anual del 3,5 por ciento, mientras los bonos ofrecen rentabilidad cero o negativa?

Víctor Alvargonzález es socio fundador de Nextep Finance

Fuente: eleconomista.es

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