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17/08/2017 03:26 PM
| Por Luis E. Fidhel Gonzales, Lic. Estudios Internacionales UCV, Abogado UCAB

Sanciones: Dos perspectivas sobre un mismo régimen

Partamos de la siguiente hipótesis: El gobierno de Hugo Chávez Frías y Nicolás Maduro Moros comparten la misma naturaleza o esencia manteniendo continuidad política: se proclaman revolucionarios, inclinados al marxismo, promueven la economía estatista, anti capitalistas, anti globalizadores, anti imperialistas, populistas e invocan a las fuerzas armadas como sustento fundamental del régimen. El planteamiento del problema es analizar por qué se suscitan dos posturas distintas en dos administraciones norteamericanas ambas del Partido Republicano; George W. Bush – 2001-2009-  y Donald Trump -2017 – 2021- en relación al chavismo.

Trump además de imponer sanciones hasta el momento contra intereses particulares de funcionarios relacionados al gobierno de Maduro  manifiesta “no descartar” entre las “muchas opciones” para abordar la situación en Venezuela  la “opción  militar” si es necesaria.

Interpretar   las relaciones  Venezuela – Estados Unidos a partir de un “punto neutro o mixto” sin implicar “pura cooperación” o “puro conflicto” reconociendo la calidad de “estado débil” y “estado hegemónico” respectivamente considerando la capacidad creíble de “cooperar” o “retar” aunada la percepción sobre prioridades independientemente de la retórica y propaganda de que se hace uso – diplomacia oficial contra política mediática – bajo  la metáfora ilustrativa que el “pez grande” se come al “pez pequeño” plantea el modo de “sobrevivencia”  en base de las siguientes hipótesis:

1) La capacidad del “Estado débil” para evitar, mitigar o resistir el conflicto depende de la posibilidad de crear para su oponente una contradicción entre las ventajas de llevar el conflicto hasta el fin o  tomar otra alternativa, en la esfera política significa la capacidad de crear o estimular un interés común para ambos  Estados; en lo militar la habilidad de disuadir al adversario [1]

2) “Política deliberada” como conjunto de “decisiones conscientes” expresamente a satisfacer las demandas para que se renuncie a la agresión traduciéndose que el agresor va tomando lo que quiere por la fuerza, mientras el adversario se ve obligado a aceptar las “perdidas” como hechos consumados incluso legales – apaciguamiento [2].

3) Si bien el diagnóstico parte de una base lógica – racional que la política exterior busca la preservación del Estado más aun cuando es calificado por “débil” se observa que las “tendencias totalitarias” reflejan un matiz “soberbio” que atenta contra su integridad o existencia manifestándose una “política suicida” sin importar las consecuencias, la prioridad de “mantenimiento en el poder” conlleva a ignorar los efectos negativos sobre la población.

4) La política exterior se basa en “intereses” más que una relación dilemática “amigo – enemigo” – propia de la política interna, Carl Smitt –  en consecuencia es el resultado de un proceso complejo de agregación y conciliación contrario a monolítica en la medida que depende de las “posiciones de poder” de los actores y cambia pragmáticamente desafiando toda lógica. El requisito de “desempeño democrático” depende de la geopolítica de los intereses.

5) Para los Estados Unidos – estado hegemónico –  continúa  América Latina siendo marginal en su política exterior y estrategia de seguridad sin significar que se pierda influencia en la opinión pública no obstante debe reconocerse que el “régimen  chavista” reta el status político venezolano,   latinoamericano inclusive al “mundo occidental” bajo la propuesta de un “cambio radical” en detrimento de los paradigmas y fuerzas dominantes en algún momento aunado al apoyo económico irónicamente originado por la venta de petróleo a  los Estados Unidos.

El gobierno de Hugo Chávez -1999- 2013 – se inicia históricamente con el denominado “Choque de Civilizaciones” – concepto atribuido a Samuel Huntington – conflicto universal entre la cultura occidental judeo-cristiana contra el islamismo oriental cuyo icono son los hechos del 11 de septiembre del 2001, de la ciudad de New York, originando  en la actualidad la “guerra  contra el extremismo islámico” finalizada la “Guerra Fría” conflicto universal planteado en términos ideológicos capitalismo- comunismo. Chávez  manifestó afinidad  por los vestigios del “socialismo real” al ser recibido en La Habana por Fidel Castro – diciembre 1994- después de haber sido indultado por el presidente Caldera; sugiere que el modelo castrista orientaría a la Revolución Bolivariana al expresar “Cuba es el mar de la felicidad. Hacia allá va Venezuela” –marzo 2000 – aunque en la campaña presidencial de 1998, se expreso por entusiasta partidario de la “Tercera Vía”.

Reta  al status quo Occidental en el  “Nuevo Orden Internacional” del siglo XXI, al desafiar el embargo aéreo impuesto por  la ONU al régimen de Saddam Hussein visitando Bagdad por vía terrestre – agosto 2000 –  con la excusa de invitar al gobierno iraquí a la II Cumbre de la OPEP de Jefes de Estado y Gobierno a celebrarse  en Caracas – septiembre 2000 – ; si bien no se opuso directamente al ataque de la coalición Occidental en Afganistán  contra el régimen Talibán denominada operación “Paz Duradera” la criticó señalando  “No se puede responder al terror con mas terror” – octubre 2001- mostrando imágenes de niños afganos afectados por los bombarderos norteamericanos; establece vínculos económicos y militares con la Rusia de Vladimir Putin en este último caso bajo el argumento que los EEUU no suministraba pertrechos y repuestos para el armamento de origen norteamericano, particularmente a los aviones del combate F-16 – adquiridos en el gobierno de Luis Herrera Campins -; con el régimen teocrático de Irán apoyando el programa nuclear como “derecho soberano” calificándolo de “pacífico” objetado por Occidente; con el extremismo árabe particularmente la causa Palestina rompiendo relaciones diplomáticas con Israel por la invasión militar a la Franja de Gaza – enero 2009 -, apoyó  diplomático incondicional  al régimen libio  de Moamar Gaddafi durante los sucesos de la “Primavera Árabe” y Bashar al Asad de Siria continuándose en el gobierno de Maduro.

En el plano latinoamericano en relación al conflicto colombiano se sostuvo desde los inicios del gobierno de Chávez – siendo Andrés Pastrana presidente –  que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia  -FARC- no podían considerarse “terroristas”  contrario a la administración norteamericana de G. Bush iniciándose el Plan Colombia para posteriormente exigir su reconocimiento de “beligerante”  y  calificarlo de “movimiento bolivariano” en el gobierno de Álvaro Uribe – 2007 – incluso guarda un minuto de silencio por la muerte del líder Raúl Reyes en un ataque del ejército colombiano en territorio ecuatoriano a un campamento de las FARC -2008-.

La ayuda financiera a cambio de apoyo diplomático y político a la Revolución bolivariana entre la denominada “izquierda progresista” de Brasil, Argentina y Uruguay  – gobierno de Luis Ignacio Lula Da Silva,  Néstor Kirchner y Cristina Fernández, Tabaré Vásquez y José Mujica –  y  países de la Alianza Bolivariana de los Pueblos – ALBA- en ambos casos mantenía una agenda anti norteamericana moderada y extremista respectivamente. No podemos olvidar la crisis en Honduras tras el derrocamiento de Manuel Zelaya – Junio 2009 – una iniciativa de rescate de un gobierno ideológicamente afín.

A raíz de los sucesos de Abril del 2002, en Caracas, considerado  “golpe de Estado” o “vacío de poder” según la tesis oficial u opositora; se logro el respaldo  de la Organización de Estados Americanos  -OEA- al gobierno venezolano en base a la aplicación de la Carta Democrática; adicionalmente con éxito e incidencia electoral se estigmatiza a la oposición de  “golpista”  resultando favorable para  las elecciones presidenciales del 2006 – Chávez – Rosales –  y  tildarla por apátrida, lacaya, traidora y pitiyanqui aunque irónicamente se hicieron llamados para  buscar relaciones de “igualdad y respeto” con los EEUU.

A pesar de la evidente agenda anti norteamericana  del gobierno Hugo Chávez  no fue sancionado por la administración de George Bush ni a intereses particulares de funcionarios venezolanos en los EEUU; lo más importante se reconoció a nivel continental  el  “carácter democrático” particularmente por los triunfos electorales a pesar de advertir y calificar en su oportunidad la secretaria de Estado Condoleezza Rice por una “influencia negativa” para el resto del continente  aunque  se había preferido desde la derrota opositora en el referéndum revocatorio del 2004, convivir con éste en el contexto interamericano a aislarlo porque le permitiría actuar sin restricciones en el hemisferio, fortaleciéndose internamente y perjudicando las relaciones con los otros países en la región como expresó el senador republicano Richard G. Lugar[3] presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso.

La actual administración norteamericana de Donald Trump ha optado por considerar a la presidencia de Nicolás Maduro particularmente desde el  2017 abiertamente una “dictadura” y “estado forajido” coincidiendo con los criterios de la oposición venezolana – muchas veces cargadas de ambigüedades y contradicciones producto de la falta de una conciencia  política unitaria -. Podría considerarse deficiente e ineficaz la implementación de la actual política exterior al originar situaciones adversas contrario a la estabilidad que mantuvo el gobierno de Chávez a nivel continental y mundial a pesar de la agenda anti norteamericana muchas veces traducido en prestigio y liderazgo internacional en detrimento de la oposición venezolana. Ciertamente un mismo régimen, dos gobiernos pero dos resultados muy distintos. Quizás la presidencia de Nicolás Maduro no ha logrado imponer con éxito las reglas del “balanceo suave” definido como el esfuerzo por parte de un estado por contener y frustrar, en lugar de limitarse a negociar, la política exterior de otro estado reconocido como más poderoso [4] .

[1] ROMERO Aníbal. ASPECTOS ESTRATEGICOS EN LAS RELACIONES ENTRE VENEZUELA Y LOS ESTADOS UNIDOS. 27 Temas Sobre  Venezuela. Ediciones del Congreso de la República. Caracas/ Venezuela. 1988.

[2] MARTINEZ MEUCCI. Miguel Ángel. APACIGUAMIENTO. Editorial Alfa. 3º Edición- Abril. 2013.

[3] LUGAR, Richard. UN NUEVO ENFOQUE PARA VENEZUELA. The Miami Herald. Reproducido por El Nacional. 22-11-04. A-13.

[4] CORRALES, Javier – PENFOLD, Michael. UN DRAGON EN EL TROPICO. 1º Edición. La Hoja del Norte. 2012,

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