Más de 40 años de los cajeros automáticos en Venezuela: auge y caída de un ícono de la banca
Los datos más recientes del BCV indican que la cantidad de cajeros automáticos disminuyó más de 60% en la última década.

Rastrear los orígenes del cajero automático en Venezuela es una tarea ardua. La Asociación Bancaria de Venezuela (ABV) asegura que el primer ATM del país se instaló en las oficinas centrales del Banco de Venezuela en 1972, pero el Banco Mercantil también se atribuye ese hito, solo que en la década siguiente.
La realidad es que estas máquinas, que llegaron a revolucionar la forma como se manejaba el dinero, ya tienen una historia de más de 45 años en el país y han sido protagonistas de la compleja crisis económica que los relegó casi a una reliquia en la actualidad.
Hacia el fin de la década de los 80 comienza la expansión de este servicio bancario con la creación, en 1987, del consorcio Suiche 7B.
“Su ingreso cómodo hacia la electrobanca: 7 días completos de Banca a la semana”, era el lema con el que esta empresa arrancaba conectando a los clientes de bancos como Provincial, Venezuela, Caracas y Venezolano de Crédito. Dos años más tarde llegaría la competencia con Conexus, gracias a una alianza estratégica entre los bancos Consolidado, Mercantil, Latino y Unión.
El crecimiento no se detuvo y entrada la década del 2000, ya con la llegada de los primeros pasos de la banca electrónica, los cajeros automáticos siguen firmes como una herramienta de los venezolanos para obtener dinero en efectivo, hacer transferencias y consultar el estado de sus cuentas sin necesidad de ir al banco.
Una realidad muy diferente
La realidad actual es muy diferente. La hiperinflación, la escasez de efectivo y el auge de las operaciones digitales han hecho que los cajeros automáticos sean una especie de reliquia, con una drástica disminución de unidades en los últimos cinco años.
De acuerdo con los datos del Estudio Comparativo tarjetas de crédito y débito del Banco Central de Venezuela, al mes de junio de 2025 estaban instalados 3.992 cajeros, una cifra que no precisa su nivel de operatividad, pero que representa una disminución de 34% en los últimos cinco años y de 62% en la última década.
Por bancos, la entidad que mayor cantidad de cajeros tiene al mes de junio, según las cifras del BCV, es el Banco de Venezuela (BDV) con 1.059 dispositivos, seguido de Mercantil con 587 y del BDT con 431.
Estas tres entidades suman 2.077 cajeros automáticos, los cuales representan 52% de la red total al cierre de junio pasado, de acuerdo con la data del BCV.
La población venezolana ha tenido en estos últimos 10 años una relación complicada con este aparato que otrora le resolvía rápidamente la obtención de billetes. De las largas colas para extraer el limitado efectivo que se disolvía con la hiperinflación se pasó a un uso casi casual producto de amplia digitalización de operaciones, así como de la dolarización de facto.
Si se toman como base las estadísticas oficiales de población y cantidad de cajeros, actualmente en Venezuela habría 13,61 cajeros por cada 100.000 adultos. El último dato disponible para comparar lo tiene el Banco Mundial y corresponde a 2015 cuando la cifra, en el país, era de 48,41 por cada 100.000 adultos.
La cantidad estimada por Banca y Negocios para tener un punto de comparación es muy inferior a la de los países de la región. De acuerdo con datos del Banco Mundial para 2023 (datos más recientes) Colombia contaba con 38,96 ATM por cada 100.000 adultos, Perú con 128,12, Ecuador con 36,51 y Bolivia con 40,13, solo por mencionar algunos casos.
La banca ha tenido que hacer grandes esfuerzos para mantener la cantidad actual de cajeros en un contexto de dificultades para invertir en nuevos equipos, repararlos o mejorarlos, debido a que requieren piezas y software mayormente provienen del exterior.
Además, se ha puesto mucho más foco en innovaciones tecnológicas que apuntan a la digitalización de las transacciones. En aspectos de innovaciones tecnológicas referidas al sistema de pagos, Venezuela ha sido un país líder en la región.
En este sentido la implementación del pago móvil vino a representar un cambio radical. La posibilidad de transferir y/o pagar desde el teléfono celular, unido a la escasez de billetes, hizo migrar a los usuarios hasta esa plataforma.
De esta manera, de acuerdo con la información más reciente disponible en el BCV, los usuarios de la banca venezolana realizan en 2025 un promedio de 2,7 millones de operaciones mensuales a través de cajeros, una disminución de 96% en comparación con una década atrás cuando la media era de 69,5 millones de operaciones mensuales.
La irrupción del pago móvil
Para ver la dimensión de este cambio basta con remitirse a las fechas. El pago móvil comenzó a funcionar en octubre de 2017. En ese mes se hicieron 28,8 millones de operaciones por cajero automático y 551.083 por pago móvil.
Nueve meses después, en julio de 2018 en plena hiperinflación, el nuevo sistema más que duplicó en transacciones a los ATM al registrar 12,5 millones de operaciones.
A pesar de esta drástica transformación, la historia de los cajeros automáticos en Venezuela no se cierra con nostalgia, sino con una lección de adaptación y transformación. Aquellas máquinas que durante décadas simbolizaron el acceso rápido al dinero acompañaron a generaciones de venezolanos en su tránsito hacia nuevas formas de relación con la banca.
Queda por ver, si el declive del cajero automático marca también un punto de partida para una futura recuperación en la que serán clave en un entorno de una economía estable que restablezca el uso, como en otras latitudes, del dinero en efectivo.
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