Informe Especial | Cuando las medidas correctas no dan los resultados correctos

Cada vez más analistas están proyectando una contracción de la economía inferior a 10% en 2021. Igualmente, pronostican desaceleraciones en la inflación y en la depreciación del tipo de cambio.

Aristimuño Herrera & Asociados pronostica unos indicadores económicos para el 2021 mucho mejores en comparación con los que terminaremos este año. Sin duda, son síntomas auspiciosos, pero surge la pregunta de si estos resultados se podrán apreciar en las vidas cotidianas de las personas.

Posiblemente, Venezuela podría salir del estado de hiperinflación en enero del año próximo, ya que parece poco probable, por ahora, que se regrese a niveles de inflación de 50% mensual; no obstante, esa es una posibilidad completamente ineficaz, con un impacto prácticamente nulo en la calidad de vida de la inmensa mayoría de los venezolanos.

En días recientes hemos visto datos alarmantes sobre la situación socioeconómica de más de 90% de la población, a raíz de nuevas estadísticas de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi). La capacidad para subsistir de la mayoría de los habitantes del país es cada vez más precaria.

Obviamente, haber hecho un ajuste monetario draconiano –incluyendo una severa limitación del crédito bancario- ha sido totalmente insuficiente para abatir la inflación. La reducción de gasto público realmente ha sido muy grande, pero la destrucción de las fuentes de ingreso del Estado hace imposible un equilibrio fiscal.

Venezuela tiene años como un ejemplo perfecto de antipolítica económica, a tal extremo que aunque se tomen medidas que teóricamente sean correctas, los resultados correctos, simplemente, no llegan.

Sin duda alguna, la prioridad para rescatar la economía es un plan de incentivo del consumo, que debe incluir subsidios, pero no debe basarse en ellos, sino que el fundamento tiene que ser el rescate del tejido empresarial con medidas de estímulo apropiadas y una aproximación sensata al desarrollo de mercados competitivos.

Parece mucho pedir, porque eso implicaría no solo tomar otras decisiones en el sentido correcto, sino hasta cambiar el discurso oficial sobre la economía. El sector privado no tiene que ser un enemigo o un aliado del poder político, sino un actor social cuya función es producir eficiente y competitivamente bienes y servicios que la sociedad necesita en la cantidad suficiente y con la calidad adecuada.

En el Informe Privado de Aristimuño Herrera & Asociados de esta semana la nota editorial muestra la contradicción entre la relativa mejoría que se espera en indicadores macroeconómicos clave para 2021 y la continuación de la depauperación social que parece incontenible, también durante el próximo año. La debacle económica venezolana, ya demasiado prolongada, está dejando huellas muy difíciles de borrar sin una nueva estrategia económica y un consenso claro a su alrededor.

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