17/05/2022 09:26 AM
| Por AFP

Grandes empresas energéticas están rezagadas en reducción de emisiones y deberán reducir producción

Grandes empresas energéticas están rezagadas en reducción de emisiones y deberán reducir producción
Las grandes compañías petroleras y de gas aún están lejos de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas del uso de los productos que venden, según las últimas cifras analizadas por AFP.

Los últimos datos sobre 2021 muestran que los grandes grupos, en su conjunto, han conseguido reducir dos categorías de emisiones: las vinculadas directamente a su actividad como, por ejemplo, de las máquinas usadas para la extracción (una categoría llamada «alcance 1» o «scope 1), y aquellas vinculadas a la energía que consumen («alcance 2»).

El francés TotalEnergies redujo este tipo de emisiones de 46 millones de toneladas de equivalente de CO2 en 2015 a 35,7 millones en 2021. En la misma línea, las emisiones de las operaciones del británica BP cayeron de 41,7 a 33,2 millones de toneladas entre 2020 y 2021.

Una tendencia similar se observa entre las empresas estadounidenses como ExxonMobil, algo por detrás en estas cuestiones respecto a la competencia europea.

Pero estos resultados son fáciles de obtener mediante medidas como electrificar ciertas actividades industriales, limitar las fugas de metano de los pozos o los gasoductos o renunciar a la quema del gas.

«Es una práctica habitual para las empresas concentrarse en las emisiones del alcance 1: son directas, bajo su control operacional y es a menudo rentable» como en el caso de capturar las filtraciones de metano, señala Rick Heede, cofundador del Climate Accountability Institute.

«Pero esto no resuelve más que una fracción de sus emisiones totales», matiza este especialista.

– Transición necesaria –

Alrededor del 85% de emisiones del sector son indirectas, el llamado «alcance 3», vinculado al uso final del producto por parte del cliente: la gasolina que gastará un conductor en su vehículo o el gas empleado en las cocinas de los hogares.

Empresas europeas como la italiana Eni, la española Repsol, BP o TotalEnergies se comprometieron a una reducción absoluta de las emisiones indirectas. Pero al otro lado del Atlántico, las compañías evitan abordar esta categoría crucial.

Y mientras, las emisiones globales de las empresas energéticas bajan débilmente o aumentan a ambas orillas del océano.

En la francesa TotalEnergies, apenas cayeron de 410 a 400 millones de toneladas entre 2015 y el año pasado. En Chevron, progresaron según la mayoría de métodos de cálculo: de 608 a 621 millones de toneladas entre 2017 y 2021 según uno de estos métodos.

Esta disparidad de maneras de calcular las emisiones suponen un problema añadido a la hora de comparar los logros de las empresas.

Incluso en el método más común, el Protocolo GHG, hay una quincena de categorías dentro del alcance 3 y las compañías «escogen las categorías que quieren», explica Perrine Toledano, de la Universidad Columbia, coautora de un estudio sobre la contribución de las grandes empresas al cambio climático.

Las firmas se refieren a menudo a la categoría 11 («uso de productos vendidos») pero «esta misma se puede calcular según tres metodologías», indica Toledano. Y eso sin contar la actividad de las muchas empresas conjuntas.

«No es fácil en absoluto comparar las emisiones de las compañías en la medida en que toman en cuenta límites diferentes, incluyen fuentes diferentes y métodos de cálculo diferentes», resume Angel Hsu, de la Universidad de Carolina del Norte.

Pero esta confusión no oculta que la gran partida se juega en las emisiones indirectas, donde es necesaria una transformación profunda del sector hacia las energías renovables o los biocarburantes.

Incluso favorecer la producción de gas (menos emisor que el petróleo) tiene sus límite, considera Gregory Trencher, de la Universidad de Kyoto.

«Las grandes petroleras saben bien que el único medio de reducir las emisiones de alcance 3 es hacer su transición en detrimento de las energías fósiles, y es por eso que las empresas estadounidenses no se han fijado un objetivo de reducción de sus emisiones en ese perímetro», añade.

Para Mike Coffin, de Carbon Tracker, solo hay una salida si las empresas quieren reducir de verdad su huella de carbono: «El volumen de producción deberá disminuir».

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