El Sausage Party venezolano, escapismo en los anaqueles

Sausage Party, o La fiesta de las salchichas, es otra de esas ingeniosas comiquitas para adultos. El filme animado, muestra la vida dentro de un supermercado en donde los productos de los anaqueles están completamente humanizados y viven con la ilusión de ser comprados y llevados “al gran más allá”, en donde serán eternamente felices.

Si La fiesta de las salchichas se ambientara en un mercado venezolano, habría que sacar la palabra “fiesta” del título, solamente para comenzar. La escenografía sería realmente vergonzosa, pues los anaqueles de este país suelen estar vacíos o  llenos, de punta a punta, con un mismo producto, o albergan mercancía importada que se vende a precios de la 5ª Avenida de Nueva York.

Los alimentos vivientes de la película se dan cuenta al salir del supermercado, que el anhelado “gran más allá” es una estafa, pues en este lugar son expuestos a altísimas temperaturas, no tienen libertades, ni poder de elección y corren peligro. Exactamente igual a lo que pasa cuando los clientes venezolanos entran a cualquier supermercado local.

Los ingredientes criollos no pasan los días coqueteando unos con otros, ellos han aprendido impresionantes trucos de magia y hacen demostraciones de escapismo y desapariciones a diario. El kiwi, por ejemplo, debe ser el Houdini de las frutas, ya que más nunca lo vimos por esos lares. En el pasillo de los cereales, no debe haber espacio para el romance, pues todas las cajas fueron uniformadas con una lúgubre presentación “grisácea”, como consecuencia de la economización de costos, que no logra seducir a nadie.

La manzana se hizo millonaria de la noche a la mañana, dejó el pasillo de frutas y hortalizas y se le ve, de vez en cuando, envuelta con envoplast y en elegantes bandejas, cerca de la zona de las neveras. Ahí pasa los días con su nueva mejor amiga, la pera. Dicen los chismes del mercado, que la manzana y el strudel terminaron definitivamente y por eso más nunca lo vieron por la zona de panadería, que fue cerrada y convertida en una venta de chucherías improvisada.

La harina de maíz precocida, el aceite, la mayonesa, el azúcar  y el papel higiénico, son tratados como verdaderos rock stars, la fama repentina no parece querer abandonarlos por ahora. Sus apariciones enfurecen a las multitudes, despiertan pasiones, causan revueltas. Para tener un encuentro cercano con ellos, debes acampar y pasar la noche en las afueras del supermercado. Solo unos pocos afortunados recibirán el ticket premiado para asistir a la firma de autógrafos.

Los alimentos no logran entretenerse entre ellos, pues es más la cantidad de clientes que de productos. Las amas de casa y los bachaqueros lo saben, un día en un supermercado local es de todo menos una fiesta.