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10/07/2017 11:30 AM

El 16 el pueblo decide (José Guerra)

La soberana Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela, en decisión histórica, acordó el 5 de julio de 2017, convocar a una consulta popular para que el pueblo decida sobre temas fundamentales para el país tales como la convocaría a una Asamblea Nacional Constituyente, el acatamiento a la Constitución por parte de los organismos públicos, en particular la FAN y acerca de la necesidad de realizar elecciones libres y transparentes como mecanismo para resolver la crisis  que hoy agobia a los venezolanos.

No se había secado la tinta con la cual se firmó el acuerdo de la Asamblea Nacional cuando los escribas jurídicos del régimen, especialistas en torcer el derecho, salieron a descalificar el llamado a consulta al pueblo venezolano, a quien le han secuestrado su derecho a votar y a elegir a sus representantes. Igualmente, las damas del CNE, expertas en confiscar la voluntad del pueblo mediante sufragios libres, se expresaron en contra de que los ciudadanos decidan sobre su futuro. Con base en el artículo 5 de la Constitución que establece que la soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, se hace el llamado a la consulta constitucional y popular. Pero también según lo establecido en el artículo 70 que taxativamente contempla “Que son medios de participación y protagonismo del pueblo…el referendo y la consulta popular…”. Se trata de la Constitución de la cual el régimen, hoy en franca minoría, se llenaba la boca invocando para que el pueblo fuese protagonista.

Esta consulta popular que se llevará a cabo el 16 de julio, tiene por objeto que el pueblo se movilice cívica y democráticamente para que exprese lo que ha debido hacer el Presidente Maduro cuando convocó a la Constituyente: que el soberano diga si acepta o rechaza esa Constituyente. A un pueblo que se le ha negado sistemáticamente el derecho a elegir, esta consulta es una mecanismo idóneo para éste se manifieste. Tras más de noventa días de protestas con una dosis se represión y salvajismo jamás vista en Venezuela, es hora que la protesta gire hacia la incorporación de la ciudadanía en las defensa de sus derechos. Consultada la opinión del pueblo, habrá entonces un mandato claro a la Asamblea Nacional para activar una mayor presión hacia el Gobierno para buscar una salida a este calvario que hoy sufren los venezolanos.

Sin mayores complejidades burocráticas será el pueblo quien hable. Y hablarán mediante la respuesta a tres preguntas todos quienes hayan cumplido diez y ocho años, con plenos derechos para elegir, residenciados o no en Venezuela. Para ello se habilitarán las papeletas de votación procurando que en cada parroquia, pueblo y ciudad existan las mesas y centros para que concurran los ciudadanos a ejercer el derecho negado por el gobierno. Mediante este instrumento simple se garantiza el secreto del voto y nadie sabrá quién sufragó sino el total de quienes lo hicieron. Ello es así debido al sistema de terror que el Gobierno ha instalado contra los empelados públicos, la gente que recibe la bolsa de comida y quienes habitan en las viviendas adjudicadas por el Gobierno. Voto secreto, el  gran mecanismo que las naciones civilizadas emplean para dirimir sus controversias. En esta hora oscura que hoy vive Venezuela, la manera de rescatar al país de las tinieblas en la cual la ha sometido el Gobierno, es mediante la participación activa  de la gente.

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