Economía Marina aportó a Venezuela casi US$500 millones en cinco años
La producción pesquera de Venezuela supera las 300.000 toneladas anuales, de las cuales se exportan cerca de 95.000 toneladas, incluyendo 60.000 toneladas de camarón en 2024.

Venezuela, con su extensa fachada caribeña y vastos recursos acuáticos, está reevaluando el potencial de su economía marina.
Luego de años de contracción económica y desafíos multifactoriales, la actividad pesquera y acuícola muestra signos de una recuperación gradual, aunque enfrentan barreras significativas que determinarán si este resurgimiento puede consolidarse en el mediano y largo plazo.
El gobierno, el sector privado y los organismos internacionales miran con cautela un sector que podría ser clave para la diversificación más allá del petróleo.
Crecimiento sostenido de la economía marina
Las cifras oficiales son escasas o están desactualizadas, pero estadísticas de fuentes externas muestran datos que indican un crecimiento sostenido en los últimos años.
El Departamento de Agricultura de Estados Unidos señala que las exportaciones venezolanas de productos del mar crecieron 58% entre 2019 y 2024, aunque con una ligera caída el año pasado, aportaron casi 500 millones de dólares.
Entre los principales productos que el país exporta son sardina, camarón blanco, tahalí o pez espada, pulpo, bagre rayado y medusas tipo Bola de Cañón, estas últimas exportadas recientemente a destinos como Corea del Sur y China, un punto clave en la diversificación.
El pasado mes de febrero, se instaló el Comité Nacional de Exportaciones del sector pesquero para coordinar acciones entre empresas y entes públicos, con el objetivo de simplificar trámites y facilitar el acceso a nuevos mercados.
China: el destino con mayor crecimiento
Uno de los destinos que más ha crecido es China. De acuerdo con datos de la oficina de aduanas del país del lejano oriente, entre enero y mayo de 2025, los productos marinos sumaron 24,5 millones de dólares, un alza de 95% en comparación con el año previo.
A finales del año pasado, el presidente de la Asociación de Productores de Camarones de Occidente (Asoproco), Fernando Villamizar, proyectó una producción de 600.000 toneladas de camarones para 2030 y se espera que el 60% se destine al mercado chino.
Otro de los países que más compran los productos marinos venezolanos es Estados Unidos, con un total de exportaciones de 12 millones de dólares en el mismo lapso, una caída de 8% con respecto a 2024, pero el monto se mantiene dentro del rango de los últimos cinco años, según cifras del Departamento de Comercio.
El presidente de la Sociedad Venezolana de Acuicultura (SVAcuicultura), Eduardo Castillo, destacó recientemente en Fedecámaras Radio que Venezuela ocupa actualmente el décimo lugar como productor de camarones cultivados, un logro alcanzado con esfuerzo y trabajo.
Buena parte de esta industria está concentrada en la costa del Lago de Maracaibo y en el estado Falcón.
Castillo también aseguró que la producción pesquera nacional supera las 300.000 toneladas anuales, de las cuales se exportan cerca de 95.000 toneladas, incluyendo 60.000 toneladas de camarón en el último año.
Además, señaló que la estructura de aranceles representa una oportunidad para Venezuela al mejorar la competitividad de sus precios frente a otros competidores internacionales.
Retos y advertencias para la sostenibilidad
A pesar de los progresos en las ventas externas y el crecimiento del sector, persisten importantes desafíos estructurales. Las regiones costeras enfrentan escasez de combustible, falta de financiamiento y obsolescencia en las flotas. A lo que se suman preocupaciones por la protección del medioambiente.
Desde SVAcuicultura estiman que el sector genera actualmente 14.000 empleos y que, en los últimos 20 años, se han invertido 10.000 millones de dólares en la industria acuícola venezolana, pero ambos indicadores aún resultan escasos para las necesidades y el potencial de este rubro.
Por otro lado, Venezuela enfrenta preocupaciones ambientales crecientes en su sector pesquero y de acuicultura debido a la sobrepesca, la captura de especies juveniles y el uso de artes no selectivas que presionan los ecosistemas marinos, según advierte la FAO en su Perfil de Pesca y Acuicultura de Venezuela (2022) y la organización Provita (2023).
Estas prácticas, unidas a la falta de fiscalización efectiva, amenazan la sostenibilidad de recursos como camarones y especies costeras.
Además, estudios de la Universidad del Zulia (2021) y la WWF Venezuela (2022) señalan que la acuicultura nacional, concentrada en el Lago de Maracaibo, enfrenta problemas por contaminación de hidrocarburos y aguas servidas, sumado al riesgo de afectación de manglares por la expansión de granjas camaroneras.
Voceros del gobierno insisten en que se está transitando hacia una diversificación económica donde el mar juega un rol protagónico.
El camino es largo y lleno de obstáculos, pero la resiliencia de los pescadores y empresarios, sumada al vasto potencial natural de Venezuela, ofrece una esperanza de que el país pueda, efectivamente, consolidar su «economía azul» como un verdadero motor de desarrollo.
Este texto fue elaborado con apoyo de herramientas de inteligencia artificial y revisado por la dirección editorial de Banca y Negocios.
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