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21/12/2018 08:03 AM
| Por EFE

Impuestos más bajos y liquidez, las apuestas económicas de China para 2019

Impuestos más bajos y liquidez, las apuestas económicas de China para 2019

La reunión anual de planificación económica de China finalizó hoy y se saldó, como esperaban los analistas, con el anuncio de más rebajas fiscales para 2019, año en el que Pekín también tratará de reducir las barreras de financiación a las pymes y de equilibrar su política monetaria para garantizar la liquidez.

Según la televisión estatal CGTN, los tres principales pilares del plan son «continuar con la implementación de políticas fiscales proactivas y de una política monetaria prudente», «aumentar los ‘bonos de propósitos especiales’ emitidos por los gobiernos locales», y «resolver los problemas de financiación para las empresas privadas y las pymes».

Por su parte, la agencia estatal Xinhua especifica que se rebajarán los impuestos «a mayor escala» -en 2018 la reducción fiscal ha sido de 1,2 billones de yuanes (173.948 millones de dólares, 153.672 millones de euros)- y que se tratará de equilibrar la política monetaria «para garantizar una liquidez razonable y suficiente».

Estas medidas tienen como objetivo «impulsar el crecimiento económico» y «reforzar las políticas de ajuste para la corrección del ciclo negativo».

«Debemos ver que, entre la generalmente estable operativa económica, hay algunos nuevos y preocupantes acontecimientos. El entorno exterior es complicado y grave, y la economía se enfrenta a presiones a la baja», reconoció el comunicado emitido tras la reunión.

Pekín considera que el mundo se enfrenta a «un cambio que solo se da una vez cada siglo», por lo que las autoridades hicieron un llamamiento a los chinos a que «conviertan la crisis en oportunidades».

Para ello, apuestan por «mejorar sus capacidades tecnológicas y de innovación, profundizar las reformas y abrirse aún más al mundo, participando en la revisión del sistema global de gobernanza económica, para acelerar la transición a un crecimiento de alta calidad».

El portal de noticias económicas Caixin destaca que los líderes chinos acordaron hacer del país una potencia en la manufactura productos de alta calidad, seguir impulsando el consumo doméstico, revitalizar las zonas rurales, acelerar las reformas estructurales y mejorar las condiciones para los inversores extranjeros.

Sobre este último punto, las informaciones apuntan a medidas orientadas a la «flexibilización del acceso al mercado» y a la «protección de los derechos legales», especialmente los de propiedad intelectual, para las empresas extranjeras.

No hubo mención a los objetivos de crecimiento para el año que viene -que el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) sitúan en el 6,2 %-, ni a si China confía en cumplir con el que se marcó para este año, del 6,5 %.

La Conferencia Central de Trabajo Económico se celebró desde el miércoles hasta hoy a puerta cerrada entre un fuerte dispositivo de seguridad desplegado en el hotel Jingxi de Pekín, operado por las Fuerzas Armadas.

Y es que los grandes líderes chinos se encontraban en la cita: tanto el presidente, Xi Jinping, como el primer ministro, Li Keqiang, y el viceprimer ministro, Liu He, acompañaron a los cargos que controlan la regulación financiera nacional y planifican la economía.

Xi pronunció un discurso en el que «revisó el trabajo económico del país en 2018, analizó la actual situación económica y organizó el trabajo económico de 2019», explica Xinhua.

Mientras tanto, los expertos siguen alertando de nubarrones en el horizonte: en un informe recientemente publicado, la consultora británica Capital Economics advierte de que «la ralentización económica de China parece destinada a continuar el año que viene, afectando al precio de las acciones y al renminbi (divisa nacional)».

Pese a este pesimismo, el experto de la firma Julian Evans-Pritchard asegura que estas «políticas de estímulo deberían suponer un apoyo al crecimiento (…)», aunque considera que «no impulsarán una fuerte recuperación».

China se enfrenta a un año de incertidumbre económica y podría verse obligada a rebajar de nuevo sus previsiones de crecimiento, que fueron del 6,5 % en 2018, con instituciones internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) coincidiendo en una previsión del 6,2 % para 2019.

Aparte de la desaceleración económica generalizada en todo el mundo, China se enfrenta a retos como el desapalancamiento en el sector empresarial o, sobre todo, tratar de amortiguar los efectos de la guerra comercial con Estados Unidos, que aún no se han visto reflejados en las principales estadísticas pero sí en el entorno inversor.

Acerca de este último tema, las autoridades aseguran que «se han ocupado adecuadamente de las fricciones económicas y comerciales entre China y Estados Unidos» y, de manera más difusa, reconocen que han conseguido «un conocimiento más profundo del trabajo económico bajo las nuevas circunstancias».

De cara a los objetivos a medio plazo, Xinhua recordó hoy que, para China, 2019 fue «un año clave para conseguir su objetivo de construir una sociedad moderadamente próspera en todos los aspectos para 2020».

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