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21/12/2016 08:33 AM

Ritos y pedidos para recibir el Espíritu de la Navidad

En los últimos años se ha popularizado entre los ámbitos metafísico y holístico el escribirle una carta con deseos al Espíritu de la Navidad para incinerarla luego cada 21 de diciembre. Según el libro «Espíritu de la Navidad», de Rubén Cedeño -conferencista internacional venezolano y discípulo de la maestra Conny Méndez-, Natívitas es un ángel solar cuya existencia se debe al movimiento de la energía del Sol.

De una radiación inmensa desciende a la Tierra cada 21 de diciembre, en coincidencia con el solsticio de invierno en el hemisferio norte. Además, su resplandor es tan grande que se expresa como una estrella de nueve puntas, verde, blanca y rubí. La emanación rubí produce prosperidad, deseos de regalar, de hacer grandes banquetes y decorar el hogar. La radiación verde insume alegría y entusiasmo. Por su parte la blanca irradia pureza, belleza, paz y elevación e impulsa a las personas a ir a los templos, vivir en paz, meditar y estar en familia.

De acuerdo con Cedeño, «durante la época de Navidad la atmósfera de la Tierra está llena de polvo de estrellas, sustancia que la gente aspira inconscientemente, pero que produce en su interior una sensación de bienestar, paz y felicidad que atribuyen al Espíritu de la Navidad».

Así, continúa, Natívitas es una emanación de amor que contiene las cualidades perfectas de los ángeles, los maestros ascendidos y los seres de luz. Además, su potente presencia es sentida por las mentes más superficiales e incrédulas.

Hoy es la fecha cuando muchas personas le escriben una carta -que consta de un preámbulo- con las intenciones para el año que se avecina. «Uno debe pedirle con la ‘oración científica’ y es muy importante que la gente aprenda a pedir inteligentemente, porque pedimos sin involucrar los deseos, es decir, hay que desear de manera comprometida con el bien común», advierte Zulma Valfré, facilitadora metafísica. 

Otro punto importante es trabajar sobre las creaciones mentales antes y durante la realización de los decretos. «Si necesito una casa y pienso que no voy a pedirla porque con lo que gano cómo la voy a pagar empiezo a ponerle peros a Dios, le pongo peros porque gano poco, porque las casas son caras, porque está todo difícil. Yo siempre digo: ‘Usted haga su trabajo y déjele el trabajo a Dios'», expresó.

Por ello, conminó a bendecir los dones que nos tocan en nuestro presente y a confiar en que lo mejor para cada uno llegará porque todos somos sujetos de merecimiento.

«Hay que trabajar bien, honrar el trabajo, pero mientras haya gente que odia donde está porque cree que gana poco… Entonces, hay que comenzar por bendecir los lugares: tu trabajo, tu casa y tu carta, y todo esto no tiene que ver con la fe, sino con la certeza del bien que es ir un poco más allá de la fe», reseña El Tribuno.

Luego aclaró que se quema la carta porque el elemento fuego es mágico, consume y disuelve para dar paso a la creación. «Uno tiene que liberar la carta, no apegarse a su deseo porque se lo tiene que entregar a Dios y empezar a confiar y a creer en que se lo merece», concluyó.

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