27/11/2025 09:23 AM
| Por Alejandro Ramírez Morón (Exclusivo para Banca y Negocios)

#Proyecciones: 2026, entre incertidumbre, complejidad y la oportunidad de reconstrucción

Banca y Negocios conversó con cuatro destacados economistas para delinear a grandes rasgos los elementos que definirán, posiblemente, el comportamiento económico en 2026.

#Proyecciones: 2026, entre incertidumbre, complejidad y la oportunidad de reconstrucción

El panorama económico de Venezuela para 2026 se presenta con proyecciones notoriamente dispares por parte de los organismos internacionales. Mientras que entidades como el Fondo Monetario Internacional (FMI) proyectan una contracción del PIB de alrededor del -3% para ese año, otras organizaciones como Oxford Economics y la CEPAL prevén un crecimiento más moderado, cercano al 3% a 4,2%.

El destino económico de Venezuela continuará atado a la recuperación del sector petrolero, que, a pesar de los esfuerzos por aumentar la producción, sigue lidiando con la falta de inversión, obsolescencia tecnológica y las restricciones derivadas de las sanciones.

#Proyecciones: 2026, entre incertidumbre, complejidad y la oportunidad de reconstrucción

El economista César Aristimuño estima el crecimiento de la economía venezolana en 4,5% en 2026

2026: un panorama ambivalente

César Aristimuño fue alto ejecutivo bancario y hoy analista además de consultor financiero de gran credibilidad, y actualmente capitanea la firma consultora Aristimuño Herrera & Asociados.

“La economía venezolana encara 2026 desde una mezcla de señales positivas en actividad y persistentes riesgos estructurales. En el frente petrolero, hay señales de mayor producción de crudo y la vigencia y continuidad de las licencias de empresas como Chevron, se valoran positivamente; pero por el otro lado, la debilidad del bolívar, la inflación y la volatilidad cambiaria, juegan en contra y en esas sumas y restas se estará moviendo la economía para el año entrante”, comienza el economista por poner una pintura de partida sobre la cual lanzar escenarios.

Para que 2026 consolide una senda de recuperación más estable, calibra Aristimuño, será clave una desaceleración real de la inflación y señales creíbles de estabilidad cambiaria. “Sobre la evolución de los precios en 2025 no hay cifras oficiales. Se han dado una serie de pronósticos con márgenes muy amplios y en términos reales consideramos que el venezolano refleja el impacto de la inflación en silencio día a día cuando va al mercado o la farmacia”, desemboca en la verdad cotidiana del venezolano de a pie.

Pondera que en el terreno institucional y de política económica, “hay factores que marcarán la diferencia en 2026”.

“Uno es la capacidad del gobierno de traducir el ingreso por hidrocarburos en gasto productivo. Las exportaciones petroleras alcanzaron en septiembre el millón de barriles diarios, una cota a la que no llegaban desde 2020 y aunque en octubre cayeron, dan una señal de que la industria está dejando atrás la debilidad que venía mostrando, lo que puede abrir un espacio para ingresos extras en 2026 que ayuden a sostener el crecimiento económico, el cual estimamos en niveles de 4,5% para el año entrante, superior a lo proyectado por Oxford Economics y la CEPAL».

El crecimiento y dinámica económica del país para el 2026, seguirá teniendo sus principales bases en el sector petrolero y reforzado por las actividades de, principalmente, salud, alimentos, comercio y tecnología, impulsados estos sectores por el consumo masivo.

Y arremete con bríos: El entorno externo y las sanciones siguen condicionando el ritmo y el tipo de recuperación, opina Aristimuño.

“La apertura de vías comerciales, la normalización parcial de relaciones financieras con algunos socios y acuerdos con empresas petroleras extranjeras podrían acelerar la entrada de divisas; por el contrario, restricciones mayores o shocks externos (caídas del precio del crudo, menor demanda global) pudieran empañar las expectativas”, precisa el experto.

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El economista César Aristimuño proyecta la expansión del uso de USDT, impulsada por la necesidad de la población y el sector comercial de encontrar un sustituto estable ante la devaluación del bolívar y la escasez de efectivo en divisas.

El apogeo de las monedas «cripto estables»

Por otro lado, la dinámica de la dolarización “está mostrando en 2025 un giro que seguramente será relevante en 2026. Hablamos de la expansión del uso de USDT, impulsada por la necesidad de la población y el sector comercial de encontrar un sustituto estable ante la devaluación del bolívar y la escasez de efectivo en divisas, además de un puente de conexión con el comercio y las finanzas internacionales”, asevera.

Pero hay más. Hay otros factores que son cruciales: “El entorno empresarial local también da señales mixtas y presta mucha atención a las variables claves como la cambiaria”. A mitad de 2025, la encuesta de coyuntura de Conindustria mostraba que 40% de los consultados esperaba que la situación del sector estuviera peor a la misma altura del año próximo, mientras que 35% no estimaba que se producirían cambios.

“No obstante, 95% de las empresas encuestadas manifestó que habían hecho inversiones en el segundo trimestre del año, y 92% pensaba seguir invirtiendo en maquinaria, equipos y sistemas, lo que apunta a la búsqueda de ampliación de la producción”.

Desde la óptica del economista Aristimuño, Venezuela llegará a 2026 con un panorama incierto, “pero no exento de oportunidades”, sonríe.

La recuperación parcial del sector petrolero, el ingreso de nuevas inversiones extranjeras y la creciente formalización del uso de divisas digitales “ofrecen una base sobre la cual podría construirse una expansión económica moderada, si se logran estabilizar las variables macroeconómicas”, se resiste a todo pesimismo.

Seguimos siendo optimistas y estamos seguros de que el 2026, continuará mostrando la capacidad de resiliencia del sector productivo nacional y el cual está altamente comprometido con el crecimiento económico del país, tal cual los hechos lo han mostrado, a la par de un sector financiero cada vez con mayor capacidad de desarrollo tecnológico que incidirá en generarle a los venezolanos mayor seguridad y confianza en sus transacciones”.

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“Un escenario de confrontación, donde se violente la soberanía, no creo que tenga el impacto político que busca, pero sí puede generar un desequilibrio económico muy superior al que estamos viendo”: Luis Vicente León, presidente de Datanálisis.

No se pueden hacer proyecciones lineales

Todavía alegre por la celebración de los 40 años de Datanálisis, su presidente, Luis Vicente León, también ofrece sus puntos de vista. Es economista y posee una Maestría en Ingeniería Empresarial de la Universidad Simón Bolívar (USB).

También cuenta con postgrados avanzados de la Escuela de Organización Industrial (EOI) en Madrid, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y la Manchester Business School (MBS)

Indica que -a su parecer- es absurdo hacer proyecciones “de manera lineal” en este momento de incertidumbre. Si la situación se mantiene como está, con ruido y tensiones, no pasará lo mismo que si se impone el status quo. Esto lo deja claro, de entrada.

Pero, como hay que decidir, da el escenario A: se mantiene la situación actual de ruido y tensiones, con lo cual seguiremos con una “alta inflación”. No obstante, precisa que aún con una alta inflación -como dice- podría ser menor en 2026 que la inflación de este año.

Puedes tener una inflación que se desacelera, con respecto al momento actual, porque hay una curva de aprendizaje, y el mercado vuelve a re estabilizarse”, analiza León.

En un escenario de status quo “no veo un riesgo de hiperinflación”, va unos pasos más allá. Pero sí cree que podría darse una “altísima inflación”. Las condiciones del país hoy son muy distintas a las que tenía en 2019, dice León.

Y juega al abogado del Diablo: “un escenario de confrontación, donde se violente la soberanía, no creo que tenga el impacto político que busca, pero sí puede generar un desequilibrio económico muy superior al que estamos viendo”, pone las cosas bajo un supuesto, que, hasta ahora, es supuesto negado.

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Crawling Peg

En otro orden de ideas, el entrevistado piensa que “la devaluación va a continuar. El gobierno tiene un proceso de devaluación en Crawling Peg”, índica.

El término “Crawling Peg” (a menudo traducido como Paridad Deslizante o Tipo de Cambio Deslizante) es un sistema de régimen cambiario que se encuentra a medio camino entre un tipo de cambio fijo y uno flotante.

En esencia, es un tipo de cambio que se fija o vincula a otra moneda (generalmente el dólar estadounidense) o a una canasta de monedas, pero con la particularidad de que su valor se ajusta o “desliza” de manera gradual y periódica a lo largo del tiempo.

“El mercado se comporta de forma más agresiva, pero la posición del gobierno ha sido ir devaluando poco a poco”, salpimienta el entrevistado.

– ¿Qué puede decir, de cara a 2026, al uso de las stablecoins como USDT y USDC?

– Son mecanismos en crecimiento. Son relevantes, porque una parte importante del ingreso petrolero se cobra en criptoactivos. Esto sigue creciendo, ya no tienes el ingreso en dólares del mes pasado, sino en USDT. Hay que ver que estos mecanismos no sean atacados por la política sancionatoria.

Consultado sobre la visión del consumo, Luis Vicente León subraya que en un escenario de status quo “se mantendrá como se está viendo; no vemos mayores variaciones”.

León pasa a otras aguas: la política venezolana -opina- no es salarial, sino de ingreso laboral. “Los trabajadores tienen un ingreso mínimo de 130 dólares, por lo cual hay que seguir la capacidad de compra con esa cifra, no con el salario mínimo”, no deja lugar a dudas.

Sobre el crédito dice que hay más demanda que oferta, pero se refiere al crédito al consumo que representan aplicativos como Cashea, o Listo.

No todos los sectores han decrecido

Pero, ¿qué pasará con la inversión extranjera? “La economía venezolana es heterogénea, hay sectores que han caído y otros han crecido; alimentos, medicinas y tecnología han crecido. Las inversiones hace rato son cosa rara, salvo las petroleras, y esto en el contexto de sanciones”, va cruzando la curva de salida.

Para cerrar, Luis Vicente León es diáfano: para Datanálisis el escenario más probable es que se mantenga el status quo.

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La aridez del entorno hace que vengan empresas poco adversas al riesgo, por lo cual la inversión va a estar muy sectorizada, dice el economista Luis Crespo.

Desde su pizarra, Luis Crespo es profesor de la Escuela de Economía de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Magíster en Moneda e Instituciones Financieras.

Arranca diciendo que al gobierno “se le fue de la mano” la inflación. Se ha aplicado un proceso de depreciación del bolívar continúa -coincide con Luis Vicente León-, y esto impacta los precios.

La inflación galopante

En 2025 se puede cerrar con una variación del tipo de cambio de más de 400% -anualizada-, y eso es hablar de inflación, declara Crespo.

En relación con el tipo de cambio, el catedrático asegura que “las intervenciones del ente emisor disminuyeron”. El Banco Central de Venezuela (BCV) llegó a inyectar semanalmente entre 140 y 160 millones de dólares en las mesas, y este año “rara vez ha hecho operaciones de ese tipo”, indica el profesor.

Califica de incoherentes las políticas oficiales que impiden a la banca habilitar el crédito de mejor manera y en mayor escala. “Potenciar el crédito es apalancar el crecimiento económico del país”, sostiene.

– ¿Qué piensa del tema de las inversiones?

-La aridez del entorno hace que vengan empresas poco adversas al riesgo, por lo cual eso va a estar muy sectorizado. Hidrocarburos, turismo, y todo con negocios impulsados por el gobierno nacional. Es muy difícil proyectar hacia 2026, pero hay fondos en el gobierno con alto rendimiento, pero no es lo que se espera para recuperar las magnitudes de actividad económica que tuvimos. Esta es una economía que produjo hasta 415.000 millones de dólares antes de 2013, y hoy produce 110.000 millones de dólares.

Sobre el crecimiento de la economía dice que al cierre de 2025 será positivo, pero se estuvo revisando el indicador durante todo el año por la inestabilidad que priva.

“Los escenarios de planificación cambiaron. Hay muchas variables incidiendo, y hay que hacer cálculos de muy corto plazo”, remacha el académico. Para el próximo año podríamos tener una desaceleración, “pero hay que ver la geopolítica, las relaciones con EEUU, para calcular cómo va a ser el primer trimestre de 2026”, concluye.

La brecha cambiaria está en 50%, dice, y la perspectiva belicista que ha impuesto EEUU -da una pincelada gruesa- hace “que la economía esté más frágil”, y espanta a la inversión extranjera.

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La brecha cambiaria está en 50%, dice el economista Andrés Giussepe, y la perspectiva belicista que ha impuesto EEUU -da una pincelada gruesa- hace “que la economía esté más frágil”, y espanta a la inversión extranjera.

Más hacia la izquierda

Andrés Giussepe es profesor titular -a dedicación exclusiva- de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la UCV. Su perfil ideológico se inclina más hacia las izquierdas.

“Bueno, no se publican cifras de inflación desde el año pasado”, comienza por poner el ojo en la opacidad de la data oficial. Dice que los economistas “hacen sus estimaciones; yo no hago estimaciones. Yo le hago seguimiento a la Canasta Básica permanentemente y al tipo de cambio, donde puede verse un patrón de comportamiento”, se aventura.

El economista explica que el tipo de cambio ha sufrido una variación muy elevada. “A partir de eso podría deducirse que la inflación cierre en 2025 de 250% hacia arriba”, pone los pies en la tierra. Si la cosa sigue como va -coloquializa- es posible que lleguemos a una hiperinflación.

Cuando se le habla de “bolivarización” de la economía rehúsa y dice que -le parece mejor- se ha desacelerado la “dolarización”, al tiempo que remarca que la mayor parte de las transacciones se hace en bolívares.

La brecha cambiaria está en 50%, dice, y la perspectiva belicista que ha impuesto EEUU -da una pincelada gruesa- hace “que la economía esté más frágil”, y espanta a la inversión extranjera.

Sobre las soluciones de crédito al consumo, como Cashea o las monedas sintéticas como USDT, dice que es la forma de resguardar el dinero.

Venezuela: un laboratorio de oportunidades

Mirando hacia 2026, Andrés Giussepe sostiene que la economía venezolana se encuentra en un punto de inflexión.

Si bien persisten desafíos estructurales monumentales, la resiliencia intrínseca del sector privado, junto con la posibilidad de una mayor flexibilización de las sanciones y el movimiento gradual hacia la dolarización pragmática, insinúan una trayectoria de crecimiento sostenido, aunque heterogéneo.

El verdadero atractivo de Venezuela no radica solo en sus vastos recursos, sino en la efervescencia de una sociedad que busca transformar la adversidad en oportunidad.

El inversor y el ciudadano que sepan navegar este complejo panorama podrían cosechar los beneficios de un país que, lento pero seguro, comienza a redefinir su futuro económico, convirtiéndose en el más fascinante y arriesgado laboratorio de oportunidades de la región.

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