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03/04/2019 05:14 PM
| Por AFP

Los riesgos de un cierre de la frontera entre México y EEUU

Los riesgos de un cierre de la frontera entre México y EEUU

El cierre de la frontera entre Estados Unidos y México sería como un terremoto económico que podría provocar miles de despidos, dejar vacías las góndolas de los supermercados en pocos días, con cierres de las plantas de automóviles y cargamentos de frutas y vegetales pudriéndose en los camiones.

Como parte de su campaña contra la inmigración irregular, el martes el presidente estadounidense Donald Trump afirmó que está «100% listo» para cerrar la frontera con México, -uno de los pasos más transitados del mundo- por donde atraviesan, todos los días, cientos de miles de personas y 1.700 millones de dólares en bienes agrícolas, industriales y otros productos de consumo.

Esta amenaza generó advertencias de economistas, del Congreso y de la industria, que proyectan un escenario de catástrofe que podría arrastrar a la mayor economía del mundo cerca de una recesión si sus estrechos lazos con México, su tercer socio comercial, se suspenden por completo.

Para Daniel Griswold, director de un proyecto de investigación sobre comercio e inmigración del Centro Mercatus de la Universidad George Mason, esto provocaría despidos, pérdidas para las empresas y empeoraría la situación de los agricultores que ya han sido perjudicados por los múltiples frentes de la guerra comercial que emprendió Trump.

«Esto es casi impensable», dijo Griswold a la AFP. «Sería como erigir un muro en la mitad de la planta de una fábrica. Esto sería una disrupción total y no podría ser deshecho de forma inmediata una vez que se reabriera la frontera».

«Las pérdidas serían enormes y abrumadoras», agregó.

El martes el asesor económico de la Casa Blanca, Larry Kudlow, dijo que Estados Unidos está preparando una estrategia para minimizar el impacto económico de un cierre de la frontera, incluyendo la posibilidad de mantener abiertos los carriles que transportan mercancía.

Cada día unos 17.000 camiones cruzan la frontera de México hacia Estados Unidos, según las estadísticas de la Oficina de Transporte.

En 2018, la mayor parte de las importaciones de Estados Unidos fueron coches hechos en México y componentes que sumaron en conjunto 114.000 millones de dólares, según los datos del Departamento de Comercio. En tanto, sólo contabilizando el petróleo y productos derivados del carbón, Estados Unidos envió el equivalente a 70.000 millones de dólares.

– Sin cinturones, no hay coches –

El Tratado Comercial de América del Norte firmado en 1994, que Trump busca reemplazar con una versión que todavía está pendiente de ser aprobado por los Congresos, permite un intercambio fluido de bienes y servicios.

Así, los fabricantes de coches tienen cadenas de suministros que cruzan las fronteras, con componentes producidos en un país que se combinan con piezas que vienen de otro, lo que implica que por ejemplo un motor pasa varias veces la frontera en su proceso de fabricación.

Para Kristin Dziczek, vicepresidenta del Centro de Investigación del Sector Automotor, interrumpir estos intercambios empujaría a la economía estadounidense a una recesión.

«Nosotros pronosticamos que toda la producción se pararía en una semana», indicó a la AFP, agregando que esto generaría despidos inmediatos. La experta explicó que en cuanto falta una parte, toda la producción se para.

México provee un 70% del cableado eléctrico que se usa para transmitir electricidad en los automóviles fabricados en Estados Unidos y un 60% de los cinturones de seguridad, lo que implica que las plantas estadounidenses quedarían seriamente afectadas, explicó la experta.

«¿Quién va a comprar un coche sin cinturón de seguridad?» planteó, acotando que en Estados Unidos es ilegal vender vehículos incompletos.

– Importaciones agrícolas –

Según Dziczek, nueve empleos derivados dependen de cada trabajo en la producción automotriz: entre el personal de marketing, los empleados que gestionan los envíos, pasando por los ingenieros y los contables.

Otra arista es que México es la mayor fuente de importaciones agrícolas de Estados Unidos con cerca de 2,7 millones de toneladas métricas de envíos hacia el norte que nutren al país de alimentos en los meses más fríos.

Pero los tomates, pepinos, pimientos, las berenjenas y ansiados aguacates no languidecen en bodegas, dijo Allison Moore, vicepresidenta de la Asociación de Productos Frescos de las Américas en Nogales, Arizona.

«No nos dedicamos al almacenaje», explicó Moore a la AFP. «Vamos a ver una situación en la que nos quedaremos sin existencias en un máximo de dos días», pronosticó.

Según una investigación de la Universidad de Arizona, que se encuentra al borde de un corredor agrícola muy fértil en territorio mexicano, en Estados Unidos hay 30.000 empleos que están vinculados a la importación de tomates.

«Cuando no haya trabajo en los almacenes, va a haber despidos», dijo Moore.

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