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24/12/2025 01:45 PM
| Por Roberto Sánchez Vilariño

La Estrategia de Seguridad Nacional de EE.UU. y su impacto en la tecnología

La Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos para 2025 marca un punto de inflexión que trasciende la geopolítica y se adentra en el terreno tecnológico, industrial y corporativo. Lejos de ser un documento meramente declarativo, redefine las reglas del juego al fusionar seguridad nacional y competitividad económica, transformando la innovación en un activo estratégico y no en un bien compartido. Este cambio tiene implicaciones directas para empresas, reguladores y líderes tecnológicos en Europa y Latinoamérica, que deberán operar en un entorno más fragmentado, más transaccional y donde las decisiones tecnológicas empiezan a tener consecuencias geopolíticas explícitas.

La Estrategia de Seguridad Nacional de EE.UU. y su impacto en la tecnología

En diciembre de 2025, la Casa Blanca publicó una nueva edición de su Estrategia de Seguridad Nacional (ESN), un documento que reafirma la doctrina del actual gobierno de US en el ámbito de seguridad, y que si comparamos con el publicado por Jhon Biden en 2022 deja claro el cambio de dirección desde un liderazgo compartido -promoviendo y fortaleciendo las alianzas y reglas globales- hacia una doctrina más ofensiva de su fortaleza industrial y alejándose de un rol de arquitecto del orden global.

Ya no se busca liderar mediante la cooperación sino asegurar o recuperar su supremacía en aquellas áreas consideradas estratégicas y donde los aliados ya no son socios automáticos y deben ratificar su alineación económica y tecnológica. La premisa central del documento es clara: la seguridad nacional ya no se distingue de la seguridad económica, y bajo esta óptica, la innovación deja de ser un bien global para convertirse en una ventaja competitiva. 

Para los líderes empresariales en Europa y Latinoamérica, comprender este giro no debe ser un ejercicio superficial y ceñido a lo político o económico, sino que debe ser entendida en detalle y analizada en su impacto para la operación. 

A modo de ejemplo veamos su impacto en el caso de la IA: mientras Europa ha pasado los últimos años perfeccionando su marco regulatorio, apostando a formar parte más que a liderar la ola de innovación colaborativa occidental, y Latinoamérica aprovecha las oportunidades que surjan de la competencia entre las grandes potencias en la materia, tomando lo que mejor convenga, la ESN 2025 declara un cambio de 180 grados que abandona su enfoque de consenso, la seguridad y lo ético para abrazar una desregulación agresiva. El objetivo es ganar la carrera tecnológica a China, y en esta lógica la velocidad prima sobre la normativa.

Esto plantea un escenario complejo para Europa: el abandono estadounidense de la colaboración regulatoria incrementará la presión competitiva y la fricción legal. Considerando que hoy la economía europea es la  mitad de la estadounidense, mantener su postura de priorizar la regulación deja de verse tan viable, mientras que enfocarse en resolver aquello que afecta su competitividad y la promoción industrial, una demanda ya antigua desde algunos sectores, se aviva como una urgencia. 

Tenemos un riesgo adicional y lamentable: la fragmentación del esfuerzo global en innovación. Esto no es algo nuevo y ocurre desde hace muchos años teniendo como ejemplo a China que empezó a blindar su ecosistema y ahora se está asegurando de lograrlo con aquellos elementos en los que sigue teniendo una dependencia de occidente. Pasar de colaborar a competir desde la base misma de la innovación, nos encamina hacia la creación de tecnologías y estándares diferentes.

Esto representa un paso atrás en la globalización de la innovación y en consecuencia la decisión sobre qué solución o tecnología a usar se vuelve crítica para la C-suite. Así entonces, es probable que nos veamos en el futuro con tres bloques tecnológicos operando con reglas y sistemas incompatibles, y elegir un proveedor de nube o de IA ya no es solo una decisión técnica sino también geopolítica.

La Estrategia de Seguridad Nacional de EE.UU. y su impacto en la tecnología

Un elemento novedoso en la ESN es la inclusión de los criptoactivos como un pilar de seguridad nacional. Pareciera que el objetivo es evitar la fuga de capitales digitales hacia Asia y convertir a US en la capital global del cripto integrándolo en su arquitectura financiera para no ceder ese terreno.

Otro asunto no menor: hay un tema delicado para la gobernanza corporativa: la pausa en la aplicación estricta de la Foreign Corrupt Practices Act (FCPA), punto destacado en análisis legales recientes [Law & Trends, 2025]. Bajo la bandera de la competitividad, la administración sugiere que las empresas estadounidenses necesitan «manos libres» para competir en mercados difíciles sin el peso de normativas que sus rivales no respetan, lo que incrementa los riesgos corporativos en temas de soborno y corrupción en nuestras organizaciones. 

Latinoamérica y el fin de la neutralidad

Para las empresas Latinoamericanas y las que operan en esa región, la situación pasa a ser un juego diplomático de riesgo. Según análisis del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE) y el CSIS, la ESN 2025 revive una versión moderna de la Doctrina Monroe, y se espera que Estados Unidos incremente la presión directa para limitar la infraestructura china en la región.

Esto no es retórica, viene pasando con los puertos operados por empresas estatales chinas, redes 5G de Huawei o ZTE y cables submarinos. La neutralidad de poder hacer negocios de seguridad con US y de infraestructura con China se vuelve insostenible hoy y se podría extender a otras áreas. A modo de ejemplo, un CEO podría requerir auditar sus cadenas de valor para identificar nuevos riesgos, ya que depender de un nodo logístico o digital chino podría significar perder el acceso al mercado o al financiamiento estadounidense.tecn

Por su lado, esta nueva doctrina encierra contradicciones que US deberá conciliar: querer la supremacía industrial y a su vez reforzar el cierre de sus fronteras eleva la presión de escasez de talento técnico especializado (STEM). La supremacía cuántica o la reindustrialización del país no es solo tema de capital. Se necesitan cerebros. Pero pensar que esto es algo que no será solventado en el futuro es también improbable, por lo que hay una ventana de tiempo para acelerar nuestra industrialización e innovación con este talento temporalmente tentado a permanecer o moverse a países más amables en temas migratorios.

En resumen, el mundo de 2026 será más transaccional, más rápido y mucho menos indulgente con la ambigüedad. Para los líderes empresariales, la clave estará en navegar esta fragmentación sin sacrificar los principios de cumplimiento que garantizan la sostenibilidad a largo plazo. 

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