Falsificación de billetes: cómo cuidarse de uno de los efectos negativos de la dolarización
La falsificación de moneda en Venezuela no es un delito aislado, sino un componente de un ecosistema criminal transnacional que se extiende a lo largo de las fronteras con Colombia y Ecuador.

En medio de las dificultades económicas que han redefinido la vida de millones de venezolanos, una forma perversa de crimen organizado ha encontrado su nicho. La hiperinflación, que en su punto más alto tocó una marca anualizada de 344.500% en febrero de 2019, destruyó el valor del bolívar y forzó una dolarización de facto para que la economía pudiera respirar.
Sin embargo, este cambio ha engendrado un fenómeno de gran sofisticación: la falsificación de dólares estadounidenses.
Se llegó a imprimir un billete de un millón de bolívares, la denominación más alta puesta en circulación en la historia del país, pero este llegó a valer apenas 20 centavos de dólar. El papel moneda nacional era ya un objeto sin valor.
El nuevo cono monetario emitido en 2021 tampoco resistió por mucho tiempo el peso de la inflación, aunque sí redujo la cantidad de piezas que ponía en circulación el Banco Central de Venezuela. No obstante, según sus propias estadísticas a diciembre de 2024 había en circulación 6.397 millones de billetes incluyendo aquellos desmonetizados pero que siguen en la calle.
Mientras algunos artesanos reciclan las piezas monetarias en bolsos y carteras, las redes criminales vieron en esta abundancia de billetes sin valor una oportunidad de oro. Bandas que operan desde Colombia como «Los Químicos» y «la 37» idearon un método innovador y casi indetectable: el «lavado químico» de bolívares.
El proceso, digno de una trama de película, consiste en someter los billetes de baja denominación a un tratamiento químico que disuelve y elimina la tinta original, lo que deja el papel completamente blanco. Lo ingenioso de esta técnica es que el papel moneda auténtico conserva sus características de seguridad intactas y más difíciles de replicar. Sobre este lienzo blanqueado, los criminales imprimen billetes de dólares falsos de US$20 y US$100.
El resultado es una réplica convincente. Con esta técnica, una red desmantelada en Cúcuta, Colombia, en un operativo conjunto con el Servicio Secreto de EEUU y la colombiana Dirección de Investigación Criminal e Interpol (DIJIN), logró producir entre US$1 y US$2 millones de dólares falsos al mes, que luego eran enviados a la economía dolarizada de Ecuador para su circulación.

El impacto de esta ola de falsificaciones recae de manera desproporcionada en los más vulnerables. Los pequeños comerciantes y los hogares con bajos ingresos son las principales víctimas.
Una operación criminal transnacional
La falsificación de moneda en Venezuela no es un delito aislado, sino un componente de un ecosistema criminal transnacional que se extiende a lo largo de las fronteras con Colombia y Ecuador. En los últimos años, las incautaciones han demostrado el alcance de estas operaciones. En un operativo, en octubre de 2023, contra las bandas las autoridades incautaron US$537.000 en billetes falsos.
En mayo pasado, un hombre fue detenido en Venezuela transportando US$342.000 en billetes falsos ocultos en una maleta con doble fondo. Estas redes también han sido desmanteladas en Colombia, con evidencia de que enviaban muestras de divisas falsas a cómplices en Venezuela, Costa Rica y Estados Unidos.
El costo social y las medidas de prevención
El impacto de esta ola de falsificaciones recae de manera desproporcionada en los más vulnerables. Los pequeños comerciantes y los hogares con bajos ingresos son las principales víctimas, ya que la aceptación de un solo billete falso puede significar una pérdida devastadora para un negocio con márgenes ajustados.
Este fenómeno genera una profunda desconfianza en las transacciones de efectivo y socava la «fe pública», la confianza que la sociedad deposita en su moneda como un medio de intercambio seguro y fiable.

Expertos recomiendan a la población y a los comerciantes familiarizarse con el protocolo de detección manual «tocar, mirar, girar».
A pesar de la severidad del delito, castigado con penas de prisión de hasta 12 años, la falsificación persiste. Por ello, los expertos recomiendan a la población y a los comerciantes familiarizarse con el protocolo de detección manual «tocar, mirar, girar»:
Tocar: Sienta el relieve de la impresión, especialmente en el retrato del personaje y en los bordes. Los billetes auténticos de dólar tienen una textura áspera única debido a su composición de algodón y lino. Los billetes falsos suelen sentirse planos.
Mirar: Ponga el billete a contraluz. En los billetes de US$5 en adelante, debe ver un hilo de seguridad incrustado en el papel y una marca de agua nítida con el retrato del personaje.
Girar: Incline el billete para ver el número en la esquina inferior derecha. En las denominaciones de 10, 20, 50 y 100 dólares, la tinta debe cambiar de color (por ejemplo, de cobre a verde) al inclinarlo.
Sin embargo, el método de «lavado químico» de bolívares presenta un desafío, ya que el papel base es auténtico y pasará la prueba del tacto y el hilo de seguridad. Esto hace que la educación y el uso de detectores avanzados que combinen luz UV, magnética e infrarroja sean cruciales para los negocios.
La falsificación en Venezuela es un recordatorio sombrío de cómo la crisis económica no solo empobrece a la gente, sino que también alimenta un crimen organizado ingenioso y transnacional.
Combatirlo requiere una estrategia coordinada que combine la concienciación ciudadana, la inversión en tecnología de detección y una colaboración policial más profunda a nivel internacional.
– Este texto fue preparado con ayuda de la Inteligencia Artificial (IA) y revisado y ajustado por la dirección editorial de Banca y Negocios
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