Experiencias exclusivas de lujo, la nueva obsesión de los más ricos
El mercado del ultra lujo está atravesando un cambio profundo. Mientras que el precio de los bienes ha bajado desde 2023, el precio de las experiencias de ultra lujo ha aumentado un 90% desde 2019.
Quienes pueden darse el lujo de «tenerlo todo» ahora tienen una nueva obsesión.
Antes solían comprar jets privados, vino y relojes, pero ahora están gastando más en los mejores hoteles, restaurantes y eventos deportivos.
El mercado del ultra lujo está atravesando un cambio profundo. Mientras que el precio de los bienes ha bajado desde 2023, el precio de las experiencias de ultra lujo ha aumentado un 90% desde 2019, sostiene un reporte de The Economist.
Los ejemplos son claros: una entrada para el Super Bowl vale el doble de lo que costaba hace unos años. Asistir a la Met Gala, si es que logras conseguir una entrada, cuesta más del doble que en 2019.
Una de las razones es que los bienes de lujo están en todas partes. La ropa y los bolsos de diseñador están disponibles en todo el mundo, y la clase media acomodada los compra tanto como los superricos. Incluso, los diamantes cultivados en laboratorio son idénticos a los reales.
Thorstein Veblen, un economista estadounidense, argumentaba que el lujo depende de la escasez y la rivalidad. Un bien es lujoso no solo por ser caro, sino porque el consumo de una persona disminuye la capacidad de otra para tenerlo.
Uno puede revender un reloj de lujo, pero la experiencia de sentarse en la pista central de Wimbledon es un privilegio mucho más raro.
Al comer en un restaurante de tres estrellas Michelin, no solo estás comprando la comida, sino también el conocimiento de que, durante esas pocas horas, nadie más puede sentarse en tu mesa. Esto se vuelve aún más especial cuando lo publicas en las redes sociales.
Los proveedores de servicios de lujo corren el riesgo de sobreabastecer el mercado. Cuando las casas de moda comenzaron a cortejar a los compradores «aspiracionales» a principios del milenio, quedaron vulnerables ante los cambios económicos.
Una marca que ha evitado la reciente caída en la venta de bienes es la firma francesa Hermès. Produce a una escala relativamente pequeña, mantiene los aumentos de precios modestos y conserva un aire de exclusividad.
Por ahora, sin embargo, el crecimiento en el precio de las mejores experiencias parece que continuará. El 0,1% más rico de los estadounidenses posee ahora el 14% de la riqueza de los hogares del país, la mayor proporción en décadas.
Según una estimación, el gasto global en hospitalidad de lujo saltará de 240.000 millones de dólares en 2023 a casi 400.000 millones en 2028.
Basta imaginarse por ejemplo cuánto costará una entrada de reventa para la final de la Copa del Mundial de Fútbol del próximo año en Estados Unidos. Para la gente que quiere sentirse especial, otro reloj de lujo ya no es tan emocionante como un asiento en el partido más importante del año.
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