#Exclusivo: Cómo funciona el millonario negocio del béisbol en Venezuela
Dos analistas explican cómo funciona el negocio del béisbol en Venezuela, el gran deporte masivo en el país. Mari Montes e Iván Medina indican que cada equipo invierte alrededor de 1 millón de dólares por temporada.
La Liga Venezolana de Béisbol Profesional (LVBP) trasciende el ámbito deportivo para consolidarse como uno de los principales motores de entretenimiento y negocios en el país durante el último trimestre del año. En un entorno económico complejo y volátil, la LVBP representa un ecosistema comercial único, donde la pasión de la afición se traduce en valor tangible a través de patrocinios, venta de merchandising, y consumo masivo en los estadios.
La temporada no solo pone a prueba el talento en el campo, sino también la capacidad gerencial de los equipos y de la liga para maximizar la rentabilidad, asegurar la operatividad logística, y generar flujos de ingresos estables en un mercado caracterizado por las restricciones cambiarias y una capacidad adquisitiva fluctuante.
Varias fuentes de ingresos
Desde el punto de vista de las finanzas y el mercadeo, las franquicias de la LVBP dependen de una matriz de ingresos diversificada.
Los derechos de transmisión televisiva y streaming continúan siendo una fuente crucial, atrayendo a audiencias dentro y fuera del país, lo que justifica las cuantiosas inversiones de las televisoras. Sin embargo, el pilar más visible del modelo de negocio reside en los patrocinios corporativos.
A pesar de su resiliencia comercial, la LVBP enfrenta desafíos operacionales y de inversión que impactan directamente su sostenibilidad a largo plazo. La logística de traslado de equipos y el mantenimiento de la infraestructura de los estadios exigen grandes desembolsos en divisas y planificación anticipada.
Además, la liga debe manejar la constante tensión entre ofrecer un producto de alta calidad, que satisfaga a los stakeholders y a los fanáticos, y la necesidad de optimizar costos.
La clave para la actual y futuras temporadas radicará en la capacidad de la LVBP para atraer inversión privada sostenida, modernizar sus activos (incluyendo la digitalización de la experiencia del fanático) y establecer mecanismos financieros transparentes que mitiguen el riesgo cambiario, garantizando así que la liga siga siendo un activo económico viable para Venezuela.

El patrocinio de determinadas marcas a los equipos, “es algo que ellos mantienen muy en secreto. Pero sí puedo decir que no es lo mismo lo que le paga una marca X a las Águilas del Zulia que a Leones del Caracas», dice la periodista especializada Mari Montes.
Por la goma
La periodista venezolana Mari Montes es una comunicadora social especializada en deportes, con un enfoque particular en el béisbol.
Es la primera mujer venezolana en la Asociación de Escritores de Béisbol de América (BBWAA). Este logro le otorga la posibilidad de votar por los futuros miembros del Salón de la Fama después de 10 años de ser miembro.
Banca y Negocios conversó -en exclusiva- con la experta, para indagar sobre la cara comercial de la temporada de béisbol profesional criolla.
Montes dice que en la venta de souvenirs -para decirlo de algún modo- “hay mucha piratería, y los que la hacen no tienen que darle nada a nadie”, da su primer hit.
“Hay mucha piratería de mercancía; incluso -a veces- los piratas de mercancía tienen más productos que las propias tiendas de los equipos”, desliza un dato asombroso.
Para los juegos de la ronda regular, la práctica común en muchas ligas de béisbol (aunque no se ha confirmado oficialmente para la LVBP en la temporada regular) suele ser que el equipo home club reciba la mayor parte de los ingresos de taquilla, siendo el responsable de los gastos operativos del estadio.
No obstante, las reglas internas de la LVBP pueden estipular un porcentaje fijo o un monto por concepto de “participación” para el equipo visitante.
Pero en la Postemporada (Wild Card): El reparto de la taquilla es 50% para cada equipo.
Los patrocinios: secreto sumarial
En cuanto el patrocinio de determinadas marcas a los equipos, “es algo que ellos mantienen muy en secreto. Pero sí puedo decir que no es lo mismo lo que le paga una marca X a las Águilas del Zulia que a Leones del Caracas. No debería ser así, pero así es”, se encoje de hombros.
Sobre la rotulación de las paredes del estadio, Montes dice que “cada equipo tiene su agente de ventas”. Es decir, las vallas no están de modo permanente: si juega X equipo hay unas vallas, que se cambian si juega -por ejemplo- Magallanes, “sencillamente porque vende más”, indica.
“La taquilla es lo de menos. Pero lo que representa dinero para los equipos son las concesiones: las ventas de comida, cerveza, las tiendas de los equipos, entre otros”.
Sobre las concesiones de transmisión y streaming expone que es algo que se limita a la empresa IVC Networks.
IVC Networks (International Vision Center) que forma parte de la empresa Ole Communications “es lo mismo que Béisbol Play”, declara Mary Montes.
IVC ha tenido y mantiene los derechos de transmisión para diversos juegos y ligas de béisbol, incluyendo a menudo la Liga Venezolana de Béisbol Profesional (LVBP), especialmente para la audiencia en el extranjero (como Estados Unidos y otros países de Latinoamérica).

“Los derechos de TV se dividen entre 8. Cada equipo tiene su parte”, señala el analista Iván Medina.
Hasta 1 millón de dólares
Montes corre hasta tercera base: Montar una temporada puede costarle a cada equipo hasta 1 millón de dólares.
Y se barre de pecho sobre la goma: el que gana y va a la Serie del Caribe, por supuesto, recibe una remuneración en dólares.
“Al final, el béisbol venezolano ha sobrevivido a todo tipo de crisis. Y la gente está pendiente; la diáspora está pendiente. Yo no sé cuánto factura Béisbol Play, pero yo estoy suscrita y a veces se cae la imagen, o se pixela, y te das cuenta el gentío que se está quejando”, sonríe, y desaparece.
Por parte, prevenido al bate está Iván Medina. Analista de béisbol, comentarista deportivo y ejecutivo, Medina trabajó para el circuito radial de los Leones del Caracas, maneja una empresa llamada Quality Sports, y se sumó a la gerencia/alto mando de los Tiburones de La Guaira en 2019. Conoce el monstruo porque ha vivido en sus entrañas.
“Los jugadores pueden cambiar de equipo, pero lo que le importa al fanático es el equipo”, explica el experto. Medina ha hecho investigaciones estadísticas sobre la pelota criolla.
Explica que los equipos tienen un presupuesto, para nómina de los jugadores, y para logística; sobre todo cuando el juego está en la sede de otro equipo.
Toda una maquinaria
La logística tiene que ver con hospedaje de los jugadores que no viven en la sede, mantenimiento de los estadios, entre otros. Con respecto a lo dicho por Montes, acerca de los que puede costar una temporada a un equipo (1 millón de dólares), dice que “puede costar mucho más”. Con las líneas aéreas, o de aerobuses, se hacen intercambios.
“Aquí entra Televen, Venevisión, Canal I, Meridiano, y la cableras. Por streaming está Béisbol Play, y lo que hacen es que retransmiten los juegos de las otras televisoras”, relata, y vuelve sobre el presupuesto de los equipos.
Dispara un hit: “los derechos de TV se dividen entre 8. Cada equipo tiene su parte”. Por otra parte, dice de modo tajante que nunca un jugador puede llevar un rótulo comercial -de una marca- en el uniforme, según las normas de la LBPV.
“Puede ocurrir que una marca contrate a un jugador para una cuña publicitaria, o algo así, pero no en el uniforme”, esclarece.
La liga es un ente administrativo, y -por ejemplo- los derechos de TV, sirven para costear los gastos de la liga, como árbitros, mantenimiento, etcétera. La liga tiene una empresa de mercadeo, y lo que entra por esa vía, se divide entre los 8 equipos; pero pueden vender publicidad por su propia cuenta.
Ahora bien, ¿qué hay del mundo de las apuestas? “Está totalmente prohibido que un jugador de béisbol apueste en un juego. Las casas de apuesta han proliferado en el mundo inmensamente, y son un gran negocio”, apunta el experto.
Se apagan los reflectores
Así, mientras el telón cae sobre el diamante y los ecos del último out se desvanecen en el aire caribeño, queda una verdad ineludible: la Liga Venezolana de Béisbol Profesional es mucho más que un pasatiempo nacional.
Es una máquina de sueños impulsada por una estrategia financiera que se refina temporada tras temporada. Desde la venta de merchandising hasta los lucrativos acuerdos de televisión y la inyección de ingresos por taquilla, la LVBP no solo forja héroes deportivos, sino que consolida un negocio vibrante y resiliente.
En un país donde la pasión por el béisbol es casi un dogma, esta liga ha demostrado ser una inversión de alto rendimiento, al garantizar que el play ball no solo sea una tradición, sino también una oportunidad de negocio con un potencial aún por explorar, lista para lanzar su próxima jugada maestra en la pizarra económica.
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