En Maracaibo proliferan pozos no de petróleo, sino de agua por la escasez crónica
La excavación de pozos profundos de agua se ha convertido en una actividad intensa en Maracaibo. La demanda es diversa. Comunidades, escuelas, centros de salud, comercios, empresas y hasta iglesias buscan el vital líquido por esta vía.

Los habitantes de Maracaibo suelen bromear con estar listos para un apocalipsis. En la otrora próspera capital petrolera de Venezuela se va la luz por horas, no hay gasolina y el agua se raciona por días.
Maracaibo, capital del estado Zulia, es centro del auge petrolero venezolano. Fue una ciudad pujante, la primera que gozó del servicio eléctrico que ahora falla frecuentemente.
Pero ahora excavar y construir pozos de agua se ha convertido en la opción para viviendas, escuelas, comercios, iglesias y centros de salud. No es barato, los precios van entre 1.000 y 6.000 dólares.
Manuel Palmar sonríe cada vez que abre el grifo y ve salir el chorro potente de agua. «¡Es una bendición!», asegura a la AFP este contador de 34 años, quien junto con sus vecinos reunieron dinero para construir un pozo hace cuatro años.
Los racionamientos de agua llevan décadas en toda Venezuela, incluida Maracaibo.
Las razones son múltiples: desde la sequía en los embalses, hasta fallas en las máquinas de bombeo y fugas en las tuberías.

Excavar y construir pozos de agua se ha convertido en la opción para viviendas, escuelas, comercios, iglesias y centros de salud. No es barato, los precios van entre 1.000 y 6.000 dólares.
Agua con inflación
A inicios de 2025, el servicio faltó por más de un mes en algunas comunidades. La gente resuelve acorde al bolsillo.
Hay quien llena «pipas» de unos 200 litros por 2 o 3 dólares. Un camión cisterna para llenar el tanque de un edificio cuesta entre 40 y 60 dólares. Están los más ecológicos que reciclan el agua que bota el aire acondicionado -un artefacto de primerísima necesidad en Maracaibo- o recogen el agua de lluvia.
Pero el pozo es una solución a largo plazo.
Palmar vive en Ziruma, una comunidad de clase media-baja. Pagaron 2.500 dólares a un «pocero» para excavar e instalar el pozo de 12 metros de profundidad.
La crisis «estaba muy ruda», recuerda. Ahora, esa comunidad puede almacenar hasta unos 80.000 litros de agua de pozo cada semana, que no obstante no es apta para el consumo por su alta salinidad.
«Es perfecta para lavar ropa, usarla en baños, no tiene residuos», explica, satisfecho con la inversión, que le ahorra ahora el pago constante de los camiones cisterna.
Contaminación
El costo del pozo varía de acuerdo con la profundidad, exámenes del agua, si lo realiza un constructor independiente o una empresa de ingeniería especializada, si incluye equipos eléctricos de bombeo.
Gabriel Delgado ha construido unos 20 pozos en esta ciudad de 2 millones de habitantes. Entre sus clientes figuran una clínica para enfermos cardíacos y cuatro colegios privados.
También construyó uno en la casa de su suegra. Es un cilindro de cemento gris, de un metro y medio de diámetro, enterrado bajo una pila de latones y rocas, que funciona con una bomba de agua.
El agua aparenta ser cristalina y él la describe como dulce. Toma incluso un par de tragos de un litro que acaba de recolectar en una botella traslúcida. «Me refresca», dice.
Algunos incluso la comparan con el agua amarillenta que entra por la tubería, lodosa en tiempos de lluvia.

La contaminación es un problema grave, porque muchos pozos se cavan sin los debidos controles sanitarios.
Problemas de contaminación
Las autoridades sanitarias y ambientales de Venezuela exigen múltiples requisitos para emitir permisos de perforación de pozos profundos y el uso de sus aguas, incluido un análisis físico químico y precisiones técnicas.
No todos los tramitan.
Javier Otero, director del departamento de Aguas de la alcaldía de Maracaibo, explica que ha detectado pozos artesanales de baja profundidad, algunos cerca de cloacas o cañadas contaminadas.
«Ingieren un agua que no es potable, salobre», dice a la AFP.
La alcaldía ha construido siete pozos para surtir a barrios pobres de Maracaibo, lo mismo que el gobierno nacional.
El auge de los pozos repercute igualmente en los bienes raíces. En medio del «apocalipsis», el precio de una vivienda se dispara cuando el anuncio aclara que «tiene pozo y planta eléctrica».
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