09/09/2025 07:00 AM

Repsol podría abandonar proyectos gasíferos con Venezuela a falta de una licencia de EE.UU

PDVSA mantiene una deuda con Repsol y a este escenario se le añaden los costos de una presencia en el país que seguirán acumulándose poco a poco, lo que se tornará en un escenario complicado para la petrolera española.

Repsol podría abandonar proyectos gasíferos con Venezuela a falta de una licencia de EE.UU

La falta de una licencia petrolera que permita operaciones de producción y comercialización de crudo venezolano a la empresa española Repsol ha dejado en un «limbo» a la energética europea y pone en riesgo el resto de las operaciones de producción gasífera que mantiene en Venezuela.

Francisco Monaldi director del programa de Energía en Baker Institute, explicó que «para Repsol el impacto de los barriles que producía en Venezuela frente a sus 900.000 totales no supone un problema. Sin embargo, Venezuela si era una esperanza de crecimiento, por lo que proyectaba duplicar producción en un año o dos».

Monaldi indica que «lo problemático» es el gran proyecto de gas que tiene Repsol con Eni y con Petróleos de Venezuela S.A (Pdvsa). «Si Trump no le da a Repsol una solución como hizo Biden, la situación puede volverse muy complicada y la deuda que se empezará acumular será cada vez más grande hasta que emerja la duda de si es lógico marcharse del país”.

El experto indica que, aunque el momento para que la petrolera española abandone definitivamente Venezuela «aún no ha llegado», si la administración de Donald Trump no otorga una licencia que le permita operaciones, «esta decisión puede llegar».

Una «enorme deuda» con Repsol

El especialista explica que, desde que la energética española inició el proyecto de gas, la estatal Pdvsa se retrasaba en los pagos en dólares (hay una parte estipulada en esa moneda y otra en local) acumulando una enorme deuda que, incluso, ya existía antes de las sanciones aplicadas por Estados Unidos al país.

«Pdvsa incumple, lo que provoca que Repsol no tenga más opción que irse o quedarse asumiendo la situación y manteniendo el suministro», indica Monaldi, quien apunta que no ha habido una real voluntad de pago de esta deuda que se mantiene con Repsol, «a menos que haya otro beneficio paralelo como fue el petróleo refinado».

Durante el periodo de mandato de Joe Biden en la presidencia de EE.UU, el expresidente norteamericano había logrado una solución para este problema, al otorgar permisos especiales a Repsol, que permitieron que Venezuela iniciara un proceso de pagos a la firma española.

«Venezuela le otorgaba tanqueros a Eni y Repsol que iban a refinerías en España y traían de vuelta refinados y diluyentes para el crudo extrapesado de Venezuela y el margen económico de esa operación se utilizaba para cancelar deuda», destacó el economista.

Debido a que el crudo que se produce en Venezuela es pesado y extrapesado, requiere ser tratado con diluyentes y en ese sentido se había establecido el pacto con Repsol.

«En teoría el gobierno venezolano no recibía ni un dólar y así lo justificaba Biden. No beneficiaba a Maduro, este obtenía diluyentes, no dólares». En ese sentido, esta solución ofrecía algo paradójico «de forma extraña, las medidas de Biden provocaron que el Gobierno venezolano pagase de forma regular a Repsol porque obtenía un beneficio que realmente le interesaba», comentó el especialista.

Con la llegada de Trump al poder, el nuevo mandatario eliminó este recurso otorgado por Biden y tras devolverle la licencia a Chevron, un nuevo brote de tensión bloquea el paso con el resto de las empresas.

Incluso con las sanciones actuales, por las que ya no se puede hacer este swap, PDVSA podría pagar a Repsol, pero «tiene otras muchas obligaciones y muy pocos incentivos. No hay voluntad de pagar ni a Eni ni a Repsol a menos que haya otro beneficio paralelo como fue el petróleo refinado», refiere Monaldi.

Un signo significativo de esa deuda es la exposición patrimonial que pasó de 504 millones de euros al cierre de 2024 a 330 millones de euros en julio de 2025. La propia Repsol revisaba en julio a la baja su exposición y explicaba que «en el primer semestre de 2025 se han reconocido dotaciones por deterioro principalmente de cuentas a cobrar vinculadas con la actividad en Venezuela (105 millones de euros), por el entorno más desfavorable tras la reactivación de la limitación a nuestras operaciones en el marco de las sanciones de EEUU», dijo.

Aunque en la actualidad no hay anuncios sobre una salida definitiva de Repsol del país, a la deuda que mantiene la estatal venezolana con la firma española se añaden los costos de una presencia en el país que seguirán acumulándose poco a poco, lo que se tornará en un escenario complicado para Repsol: “aceptar este limbo político en el que se ven atrapados sus activos, o irse del país”, reseña una nota de El Economista.

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