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30/12/2025 09:09 AM
| Por Aristimuño Herrera & Asociados

Banca venezolana: la resiliencia de un sector listo para financiar un despegue económico

En un entorno que ha desafiado todos los manuales de macroeconomía, la banca nacional no solo ha logrado sobrevivir, sino que ha encontrado fórmulas para mantenerse rentable y solvente.

Banca venezolana: la resiliencia de un sector listo para financiar un despegue económico

En medio de un contexto macroeconómico complejo, las instituciones han resistido y todavía tienen un inmenso espacio para aportar al crecimiento económico.

La historia económica reciente de Venezuela podría escribirse a través de la evolución de su banca.

En un entorno que ha desafiado todos los manuales de macroeconomía, el sistema financiero nacional no solo ha logrado sobrevivir, sino que ha encontrado fórmulas para mantenerse rentable y solvente.

Con esta trayectoria en mente y de cara al 2026, la banca venezolana se presenta como un sector clave para impulsar un despegue económico, si se dan las condiciones adecuadas.

Si bien la economía nacional ha mostrado signos de recuperación —con un crecimiento del PIB estimado entre el 5% —, el verdadero protagonista silencioso ha sido un sistema financiero que ha sabido adaptarse.

Al revisar los informes bancarios, como los que mensualmente publica Aristimuño Herrera & Asociados, las cifras desafían la intuición.

En un contexto de ajuste macroeconómico, la banca venezolana ha registrado un desempeño financiero extraordinario. Según datos al cierre de noviembre de 2025, la utilidad neta acumulada del sistema experimentó un crecimiento del 1.150% expresada en bolívares respecto al año anterior, con un aumento equivalente en dólares de 266,6%.

¿Cómo se explica este auge? La respuesta reside en una rápida adaptación del modelo de negocio. Ante las limitaciones para otorgar mayor volumen de créditos, la banca se transformó para priorizar la «transaccionalidad».

Las instituciones han monetizado eficientemente la gestión de pagos en una economía bimonetaria, donde las comisiones por servicios, puntos de venta y operaciones en mesas de cambio se han convertido en la columna vertebral de los ingresos y a noviembre representan 38% del total.

Esta estrategia ha permitido mantener indicadores de salud financiera envidiables. El índice de morosidad del sistema se mantiene en mínimos históricos, los cuales oscilan en alrededor del 0,94%, con una amplia cobertura de la cartera morosa en 364%.

Aunque esto refleja una selección de riesgo muy rigurosa, demuestra también la solidez de los balances actuales: los bancos venezolanos son hoy instituciones sanas, líquidas y operativamente eficientes.

Banca venezolana: la resiliencia de un sector listo para financiar un despegue económico

La expansión de la cartera de créditos interanual de 539,7% expresados en bolívares y 23,19% en dólares al cierre de noviembre de 2025, muestra que, incluso con frenos regulatorios, existe un apetito y una capacidad real de financiamiento.

Una mirada desde los Nobel: Bernanke y el «Canal del Crédito»

Para entender el siguiente paso necesario para la economía venezolana, es útil recurrir a Ben Bernanke, Douglas Diamond y Philip Dybvig, ganadores del Nobel de Economía 2022. Sus investigaciones establecieron que los bancos no son neutrales; son el sistema circulatorio de la economía.

Su función vital es la «transformación de vencimientos»: convertir depósitos de corto plazo en inversiones de largo plazo.

En Venezuela, esta función se ha visto restringida por normativas de encaje legal que, con el objetivo de mantener la estabilidad cambiaria, han limitado la liquidez disponible.

Sin embargo, la expansión de la cartera de créditos interanual de 539,7% expresados en bolívares y 23,19% en dólares al cierre de noviembre de 2025, muestra que, incluso con frenos regulatorios, existe un apetito y una capacidad real de financiamiento que está empezando a despertar a la par de una demanda crediticia muy activa.

El crédito ha crecido en términos reales, superando la variación del tipo de cambio, lo que indica que el «canal del crédito» descrito por Bernanke se está reactivando, aunque aún tiene un inmenso espacio para crecer si se compara con los promedios de la región.

Banca venezolana: la resiliencia de un sector listo para financiar un despegue económico

El sistema bancario venezolano enfrenta el desafío positivo de democratizar el crédito.

Instituciones para el crecimiento: el reto de 2026

La visión de los Nobel de 2024, Daron Acemoglu, Simon Johnson y James Robinson, aporta la pieza faltante del rompecabezas: la importancia de las instituciones. Su trabajo sugiere que el crecimiento sostenido depende de la transición hacia modelos «inclusivos» que permitan la participación amplia de la población en la economía.

Bajo esta óptica, el sistema bancario venezolano enfrenta el desafío positivo de democratizar el crédito.

Actualmente, el financiamiento se concentra en sectores que pueden garantizar flujos en divisas. El reto —y la oportunidad de negocio— para 2026 radica en extender estas herramientas hacia las Pymes y el consumo personal. La banca privada ha dado señales claras de avanzar en esa dirección, al desarrollar productos innovadores y digitales que buscan mayor inclusión financiera.

Lo que algunos analistas han denominado «enanismo financiero» —refiriéndose a la baja relación crédito/PIB de Venezuela— debe reinterpretarse no como un fracaso, sino como una oportunidad de crecimiento latente. El sistema financiero venezolano tiene un «techo» muy alto por alcanzar.

La recuperación del sector manufacturero e industrial requiere de inyección de capital, y la banca tiene la liquidez y la solvencia para proveerlo, siempre que las condiciones regulatorias continúen flexibilizándose.

La reducción progresiva del encaje legal y la optimización de las cámaras de compensación para la banca multimoneda son pasos lógicos en el horizonte, que permitirían liberar recursos estériles hacia la economía productiva sin sacrificar la estabilidad monetaria.

Hacia el 2026

Al proyectar el escenario para 2026, el balance es moderadamente optimista. Venezuela cuenta con una banca que ha superado la prueba de fuego de la volatilidad, al blindar su patrimonio y modernizar su plataforma tecnológica en niveles que superan, sobre todo en medios de pago, los niveles promedio del desarrollo en el resto de América Latina.

La arquitectura financiera nacional no es hoy un problema, sino parte de la solución.

Si se logra alinear la solidez operativa demostrada por los bancos con un marco institucional que incentive la intermediación crediticia —siguiendo las lecciones de los Nobel sobre instituciones inclusivas y flujo de crédito—, Venezuela podría estar a las puertas de un ciclo de expansión económica genuina.

La banca ya ha hecho su tarea de saneamiento y eficiencia; ahora está lista para financiar el futuro.

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