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01/03/2020 08:42 AM
| Por Por: José Miguel Farías 

Análisis | ¿Tiene sentido emitir deuda en divisas en Venezuela?

Análisis | ¿Tiene sentido emitir deuda en divisas en Venezuela?

La Providencia aprobada por la Superintendencia Nacional de Valores que permite la emisión de títulos de deuda en moneda extranjera destaca los lineamientos teóricos del proceso, y deja claro que esta medida tiene como objetivo favorecer el desarrollo de la actividad económica en un mercado cambiario ordenado.

Esta condición particularmente llama la atención, porque si bien esta decisión, en cualquier otro escenario macroeconómico  mas equilibrado y sin tantas dirtorsiones, podría haber sido una buena medida, lo mas sensato es pensar que mientras no exista un plan integral de estabilización macroeconómica, estas decisiones aisladas pudiesen no llegar a tener la profundidad que se requiere.

Ademas, Venezuela no representa jurídicamente el mercado idóneo tanto para endeudarse como para invertir, por lo que las tasas que se deben ofrecer a los inversionistas que deseen asumir el riesgo de colocar fondos en empresas venezolanas, por muy solventes que estas sean, pueden ser extremadamente altas para los emisores.

– El gobierno se abre una puerta –

Uno de los puntos que más llama la atención, es la norma autoriza a las compañías del sector público y a las empresas mixtas a realizar ofertas públicas de valores en moneda extranjera. Estaríamos hablando de organizaciones estatales, total o parcialmente, listadas en bolsa o no, que pudiesen hacer uso del mercado de valores para su financiamiento.

Este es un punto llamativo, porque es la primera vez en mucho tiempo que se ve un acercamiento tan directo del Gobierno al mercado de valores para la emisión de deuda, lo cual podría parecer positivo, pero es complicado, ya que estamos hablando de un Estado que está técnicamente en default con el 99% de sus bonos, por lo que, nuevamente, pudiera ser que las emisiones de este sector no generen, si se producen, el interés que el gobierno quizás espera.

– Las garantías –

Otros de los puntos interesantes de la providencia se centra en las garantías que deben colocar las empresas como colaterales al momento de la emisión. El mercado de valores venezolano es pequeño, por lo que tampoco se podría esperar niveles de oferta considerables en referencia al tamaño del sector.

Aun así, las empresas que emitan deben ofrecer una garantía con base en sus activos que cubra el monto total del valor de los títulos, intereses y demás gastos.

Asimismo, para la liquidación de los saldos en moneda extranjera, los inversores deben considerar que este proceso se hará solamente en cuentas de moneda extranjera en el sistema financiero nacional, es decir, no se podrán realizar liquidaciones en jurisdicciones que no sean Venezuela.

– Emisores extranjeros –

La providencia abre las puertas en el mercado nacional a todas aquellas empresas domiciliadas en el exterior que quieran emitir deuda en Venezuela.

En teoría, no hay limitaciones de magnitud en este tema, pero, en la practica, las sanciones estadounidenses van a complicar, por decir lo menos, la posibilidad de que un emisor extranjero entre en el país, aunque el elemento fundamental es que este mercado, por su tamaño, la crisis que vive el país y la escasez de fondos no debe atractivo para ninguna organización que ne necesite recursos, a menos que se creen condiciones extremadamente ventajosas o concurran fines muy específicos.

Entre algunas de las condiciones destaca que las empresas deberán tener aprobación de la Sunaval, cotizar en mercados regulados extranjeros y ser objeto de oferta publica, tener dos dictámenes de calificadoras de riesgo a escala nacional y presentar un prospecto original en el idioma castellano.

En resumen, la providencia, y sin querer ser pesimista, no tendrá sentido a menos que se enmarque dentro de un proceso de estabilización integral, sostenible y confiable para los agentes económicos nacionales e internacionales.

Estos instrumentos siempre son pensados como una relación ganar-ganar para los actores involucrados, por lo que las distorsiones y las asimetrías de información tienen que ser mínimas para que los agentes puedan realmente valorar su relación de costo/beneficio.

Igualmente, habría que evaluar las condiciones de las emisiones. No hay que olvidar que Venezuela posee un Riesgo Pais estratosférico cercano a los 12.500 puntos, por lo que realizar una valoración en Venezuela tiene, ya a esta altura, mucho mas de arte que de ciencia.

Los agentes tendrán que exigir muchísimo retorno sobre los papeles para que estos sean atractivos en un ambiente que, jurídicamente hablando, es muy oscuro.

* El autor es economista, director de Finanzas en Rendivalores Casa de Bolsa, gestor de portafolios en Arca Asset Management y miembro de la Comisión de Economía de Consecomercio.

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