#Análisis: Subasta de CITGO es un "resultado muy negativo" para Venezuela
El economista y experto petrolero, Francisco Monaldi, dijo a Banca y Negocios la subasta de CITGO compromete el futuro de la reestructuración de la deuda venezolana.

CITGO es una de las empresas de refinación y comercialización de petróleo más importantes de Estados Unidos. Su historia está marcada por una evolución desde sus orígenes en el siglo XX hasta su actual situación legal y política.
Fue creada en 1965 por Cities Service Company, una empresa que ya existía desde principios del siglo XX. En los años 80, la empresa fue adquirida por Occidental Petroleum Corporation, y luego por Southland Corporation, que operaba las tiendas 7-Eleven.
En el ocaso de 1986, la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) compró 50% de las acciones de CITGO. Y luego, en 1990, completó la compra del 100% de la empresa. El objetivo principal de esta operación fue asegurar mercados y capacidad de refinación para el crudo pesado venezolano en el extranjero.

“Con esta oferta (la de Elliott Investment Management) solo una parte de los acreedores se van a cobrar lo que se les adeuda, pero se lo van a cobrar completo”: Francisco Monaldi.
El primer activo en el exterior
Desde su adquisición, CITGO se convirtió en el principal activo de Venezuela en el exterior. La empresa opera tres refinerías en Estados Unidos, una red de oleoductos y una gran cantidad de estaciones de servicio con su marca. Su función era estratégica para procesar y vender crudo venezolano en el mercado estadounidense.
Pero dicen que esta vida es guerra, y, en los últimos años, la propiedad de CITGO ha sido objeto de una intensa disputa legal. Debido a la crisis política y económica en Venezuela, el gobierno de Nicolás Maduro ha sido demandado por varios acreedores que buscan cobrar deudas impagadas. Como resultado, un tribunal en Estados Unidos ordenó la subasta de las acciones de la empresa para compensar a los demandantes.
La subasta de CITGO ha atraído a varios interesados y se ha vuelto un proceso complejo, con varias compañías presentando ofertas y algunas de ellas siendo impugnadas.
La venta, que se ha desarrollado en los tribunales estadounidenses, tiene como objetivo liquidar un activo venezolano para pagar a los acreedores. La pérdida de CITGO representaría un duro golpe para el Estado venezolano, que perdería su principal activo en el extranjero.
Pero el pasado 30 de agosto, la oferta por US$ 5.890 millones realizada por Amber Energy, filial del fondo de cobertura Elliott Investment Management, fue recomendada como ganadora de la subasta de las acciones de Citgo Petroleum.
El funcionario judicial que supervisa la subasta, Robert Pincus, no dejó lugar para la duda: declaró que la proposición monetaria realizada por Dalinar Energy, filial de la empresa canadiense Gold Reserve, “no igualó ni superó la transacción de venta de Amber y, por lo tanto, el acuerdo de venta de Amber sigue constituyendo una propuesta superior”.
¿Patadas de ahogado?
El jueves 4 de septiembre, la empresa Gold Reserve Ltd. anunció, de acuerdo con las fechas que fijó el Tribunal de Distrito de los EEUU en Delaware, que dicha empresa presentó su nueva contestación ante objeciones a la Recomendación Final original del 2 de julio de 2025, del Perito Judicial sobre la oferta de Dalinar Energy que estaba vigente en ese momento. La compañía explicó las razones por las que estas objeciones carecen de fundamento.
No es difícil dar con una descripción completa del proceso de venta de Delaware en el sistema de acceso público a los registros electrónicos judiciales en Crystallex International Corporation contra la República Bolivariana de Venezuela, y sus procedimientos relacionados.
Así las cosas, Banca y Negocios conversó -en exclusiva- con Francisco Monaldi, quien es Profesor-Investigador de Política Energética y director del Programa de Latinoamérica del Instituto Baker de Políticas Públicas de la Universidad Rice en Houston (EEUU). También es director Fundador del Centro Internacional de Energía y Ambiente del IESA, en Caracas.
Si bien no se ha producido el fallo final, Monaldi explica “que es un resultado muy negativo para Venezuela y para el futuro de una reestructuración de la deuda venezolana, porque aquí están solamente 23.000 millones de dólares adeudados a acreedores internacionales, más los bonistas de Citgo”.
Ya se dijo más arriba que se ha recomendado una oferta de 5.890 millones de dólares de una filial del fondo de cobertura Elliott Investment Management como la ganadora de la subasta organizada por un tribunal estadounidense.
Monaldi avanza mar adentro: “Con esta oferta (la de Elliott Investment Management) solo una parte de los acreedores se van a cobrar lo que se les adeuda, pero se lo van a cobrar completo”, precisa. “Los bonistas tienen cierto descuento”.

Lo que está pasando es lo peor de dos mundos, apunta Monaldi: no solamente se estaría vendiendo CITGO muy por debajo de su valor real, porque las empresas han hecho ofertas bajas por la incertidumbre legal.
¿Qué sería lo correcto?
Venezuela -echa de menos el investigador- perderá un activo que vale 15.000 millones de dólares, por un pago a acreedores. Y se pregunta: ¿Qué pasaría en un proceso normal de un país que tiene un proceso de reestructuración de deuda de 150.000 millones de dólares, y tierne un activo que vale entre 12 y 15.000 millones?
“Se hace una reestructuración de dicha deuda donde todos los acreedores son tratados de manera similar -aunque, a veces, hay categorías como los bonistas, que están de primeros en la lista-, y se da a todos un pago común con ciertos niveles de descuento”, analiza el vocero.
De hecho, el analista financiero Jorge Piedrahita dijo a Banca y Negocios que una eventual reestructuración de deuda, que no está planteada y no se sabe en qué lapso tendría lugar, se tendría que saldar con un descuento superior a 50% en las condiciones actuales.
Lo que está pasando es lo peor de dos mundos, apunta Monaldi: no solamente se estaría vendiendo CITGO muy por debajo de su valor real; las empresas han hecho ofertas bajas por la incertidumbre legal, y porque no se sabe que papel jugarán la OFAC y el gobierno de EEUU.
El segundo problema, es que hay 23.000 millones de dólares en deuda vencida, cuyo pago exigen acreedores (Crystallex el primero), que se van a cobrar, y no se va a reestructurar la deuda a su valor real, porque incluso la deuda de bonos se cotiza en el mercado “por debajo de su valor fácil”.
Francisco Monaldi recapitula y hace una lista de 3 cosas a calibrar:
1-Oferta baja por incertidumbre legal
2-Que se cobren completo algunos acreedores y no se reestructure la deuda
3-Que Venezuela pierda un activo como CITGO que, si bien no es crítico para la recuperación de la industria petrolera venezolana, sí sería muy conveniente mantener, sobre todo por razones comerciales estratégicas.
En resumen, es un “resultado muy negativo, si bien faltan algunos pasos, pero ya pareciera que estamos llegando a la culminación del proceso”. Se espera una decisión para mediados de este mes.
Para rematar, Monaldi echa la cinta atrás, para ver qué nos trajo hasta hasta el punto: “Primero, haber endeudado a Venezuela de modo insostenible; luego poner como garantía de bonos las acciones de CITGO cuando ya nadie quería prestar; tercero, haber usado a CITGO al punto que un juez consideró que no podía separarse de PDVSA, lo que llevó a que acreedores como Crystallex, una empresa minera que ya ni existe, participaran en un proceso, a pesar de que no tenía nada que ver con PDVSA”, remata.
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