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24/07/2020 07:03 PM

#24Jul: Bolívar enfrentó la emisión de dinero sin respaldo y la administración irresponsable del estado

#24Jul: Bolívar enfrentó la emisión de dinero sin respaldo y la administración irresponsable del estado

Este 24 de julio se conmemoran los 237 años del nacimiento del Libertador Simón Bolívar. Históricamente, esta fecha ha servido para recordar al militar y caudillo que lideró el esfuerzo bélico para liberar del coloniaje español a cinco países, que actualmente se denominan bolivarianos, aunque solo Venezuela, en la Constitución de 1999, incorpora el patronímico bolivariano en su denominación oficial.

Sin embargo, ante la situación de postración económica y social en la que la Venezuela actual recuerda a su libertador -la verdad, no tanto como debería- conviene detenerse en la faceta de Bolívar como hombre de estado, donde se puede observar un ideario amplio sobre temas que van desde su doctrina republicana, que promovía, entre otros valores, la alternabilidad en el ejercicio del poder y el control parlamentario estricto de la actuación de los gobiernos, hasta el estímulo de actividades económicas con la vocación de establecer un desarrollo social democrático.

Bolívar era un hombre de su tiempo, por lo que, por mucha capacidad de visión que tuviera, no puede ser tomado como un referente único o absoluto para evaluar lo que ocurre con la economía venezolana o latinoamericana en la actualidad; sin embargo, algunas de sus ideas sobre el desarrollo económico hoy siguen vigentes y están entre los temas pendientes para la región.

La fundamental es la integración. A pesar que en el tiempo de Bolívar, la integración regional que, en principio, intentó desde la visión de que había que constituir un solo estado panrregional, tenía un indispensable componente geopolítico, el Libertador no dejó de reflexionar sobre la necesidad de desarrollar, según las competencias de cada región y población, una economía integrada fuerte y competitiva.

El Libertador entendía que para que este espacio del mundo tuviera garantía de soberanía e independencia, no podía ser económicamente débil; por lo tanto, en diversos escritos y normas que promulgó dejó sentada la necesidad de promover la actividad económica con base en la creatividad y el uso adecuado de los recursos.

Por ejemplo, en 1820 ordenó la creación de juntas provinciales de fomento, entre cuyas funciones estaban «promover la agricultura en todos sus ramos y procurar el aumento y mejoras de las crías de ganado caballar, vacuno y lanar; presentar al pueblo proyectos de mejoras y reformas, extendiendo de todos modos hasta hacer vulgar el conocimiento de los principios científicos de estas artes y facilitando la adquisición de libros y manuscritos que ilustren al pueblo en esta parte, animando a los propietarios a que emprendan el cultivo del añil, cacao, café, algodón y grana, del olivo y de la vid, detallándole los terrenos que ofrezcan mas ventajas para cada una de estas plantas, y premiando debidamente a los que se aventuren en cualquier genero de cultivo. Animar y dar acción al comercio interior y exterior por medios semejantes a los anteriores, reparando o abriendo caminos cómodos y breves por si mismo o por contratas; facilitando el trafico con el establecimiento de mercados. Fomentar la industria proponiendo y concediendo premios a los que inventen, perfeccionen e introduzcan cualquier arte o genero de industria útil, muy especialmente a los que establezcan las fabricas de papel, paño u otras, a los que mejoren y faciliten la navegaci6n de los ríos y hagan menos dispendiosos, fáciles y cómodos los transportes por tierra…» (cita tomada del libro «Las ideas económicas de Bolívar», del escritor colombiano José Consuegra).

– El estado y la economía –

Bolívar tenía un claro concepto de estado promotor, pero entendía que la propiedad era una pieza fundamental para construir un andamiaje económico sostenible y eficiente. Entendía perfectamente, incluso por propia experiencia personal y familiar, lo que significaban los estímulos para el desarrollo de cualquier inversión.

Obviamente, en su tiempo, el estado tenía que ser ampliamente poderoso y omnipresente, porque se trataba de países en construcción, destruidos por la guerra, con propietarios de mentalidad atrasada y colonial, y una enorme y extendida pobreza, atizada por niveles escasísimos de instrucción y capacitación.

Como hombre de estado, el Libertador promovió la creación de universidades y la expansión del conocimiento científico, una tarea en la que, por cierto, no tuvo todo el consenso y apoyo necesarios, porque la ignorancia era una de las piezas fundamentales para el sostenimiento del orden de castas, previo a la independencia, que algunos pretendieron perpetuar en la región, ya con naciones autónomas.

Por ejemplo, para promover la agricultura, en plena guerra de independencia, en 1815, Bolívar ordena la distribución de tierras de labranza como forma de propiedad; sin embargo, prevé que si estas parcelas permanecían ociosas al cabo de un año, el estado las redistribuiría, en función de hacer que rindieran el provecho indispensable en producción de alimentos.

En 1825, emite un decreto de educación gratuita y obligatoria limitado al establecimiento de «escuelas primarias», donde además se previó un modelo que fue más allá de la alfabetización, sino que también avanzó hacia la enseñanza de cultura cívica y oficios. Ya en 1820 había establecido que «todos los jóvenes mayores de cuatro años y menores de catorce asistirán a las escuelas».

El rasgo medular de Bolívar en materia de visión económica era su marcado nacionalismo. Su visión de la integración política y económica era la visión de un estado poderoso y, en buena medida, autosuficiente que dependiera tan escasamente como fuera posible de las importaciones; no obstante, no era lo que modernamente se consideraría un radical, pues era consciente de la importancia del comercio internacional en condiciones justas.

– La administración –

Con Bolívar, aparecen conceptos fundamentales de la vida republicana moderna, expresados como aspiraciones ciudadanas que, en muchos casos, aún no están consolidadas. Por ejemplo, establece en el orden legal de las repúblicas la igualdad constitucional de todos los ciudadanos, sin distingos, ante la ley, suprimiendo los antiguos sistemas de castas; introduce el concepto de salario universal (1820 en Colombia), incluso con la celebración de contratos laborales. En varios instrumentos consagra la propiedad productiva como derecho fundamental.

Aunque como administrador, en la práctica privilegiara la guerra – y no sin razón – en un período en el que había que consolidar una independencia recién conquistada, Bolívar era, en general, partidario de una administración fiscal sana.

El texto del colombiano José Consuegra que se dedica a analizar sus concepciones sobre la economía, recuerda que Bolívar criticó por manirroto al gobierno de la primera república de Venezuela, lo que provocó una profunda escasez de recursos que obligó al ejecutivo a «recurrir al peligroso expediente de establecer el papel moneda, sin otra garantía que las fuerzas y las rentas imaginarias de la confederación» (Manifiesto de Cartagena, 1812).

Profundamente crítico y desconfiado sobre la estrategia suelta de endeudamiento externo, a la que las repúblicas de América Latina recurrieron y recurren, Bolívar solía decir que aborrecía más las deudas que a los españoles.

En su concepción nacionalista del estado y la economía, Bolívar sostenía que el endeudamiento era un mecanismo de control externo que podría derivar en la pérdida de autonomía e independencia. 73 años después de su muerte, en 1903, Venezuela vería bloqueados sus puertos por embarcaciones de guerra de las potencias europeas y, con la mediación interesada de Estados Unidos, Cipriano Castro tuvo que avenirse a un acuerdo pernicioso para las finanzas nacionales.

Siguiendo el precepto del Libertador, el primer gobernante venezolano que se proclamó bolivariano en el siglo XX, el dictador Juan Vicente Gómez, usó la entonces novísima renta petrolera para pagar la vieja deuda pública venezolana en 1930 -entonces estimada en 19 millones de bolívares- justo para conmemorar el centenario de la muerte de Bolívar.

Hoy, Venezuela recuerda al Libertador con depresión económica, hiperinflación, con un fisco en ruinas, una pobreza que escala a más de 80% de la población y, de nuevo, con una gigantesca deuda en default. Aquellos males que tanto combatió, no solo se han mantenido, sino que se han potenciado.

La triste paradoja de este tiempo es que muchas de las políticas erradas que condujeron a esta crisis se han desarrollo en su nombre.

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