Semana del 17/8/18 al 24/8/18
Semana del 17/8/18 al 24/8/18
Palabras del Editor

Desarmados ante la hiperinflación

La amenaza del gobierno de Nicolás Maduro de implantar su llamado plan de recuperación económica “por las buenas o por las malas” no se aplica para todo. Podrán imponer un aumento en el precio de la gasolina o el anclaje del bolívar al petro, pero no se puede decretar que baje la inflación, el principal problema que afecta hoy a todos los venezolanos.

Luchar contra el alza de los precios es combatir a hidra, el mítico personaje griego de múltiples cabezas, y el Ejecutivo aún no muestra a su Hércules para derrotarla y más bien luce desarmado frente a este colosal reto.

La reconversión monetaria por sí sola no bajará los precios. Técnicamente necesaria, pero puesta en práctica de manera apresurada y postergada dos veces, esta medida solo dará mayor eficiencia al sistema de pago, ya  prácticamente colapsado, y facilitará las cuentas, pero no frenará la inflación.

Los nuevos billetes se disolverán como sal en agua si el gobierno no aplica medidas o se imponen los correctivos para controlar la inflación. El buen desempeño económico del país no depende de quitarle ceros a la moneda.

Las causas que originan el aumento continuo de precios se mantienen intactas, es decir, una baja oferta de bienes y servicios, disminución de las importaciones y el banco central emitiendo dinero de manera desbordada, lo que ocasiona además baja credibilidad en el manejo de su política monetaria. Esto unido a la poca confianza de los agentes económicos, sin la cual las posibilidades de éxito tienden a disminuir.

En 2007 cuando el gobierno de Hugo Chávez inició ese mismo proceso de reconversión monetaria, también se prometía que bajaría los precios, pero la evidencia muestra más bien un aumento tras su aplicación. En 2008, cuando comenzaron a circular los «bolívares fuertes», la inflación fue 30,9%, un alza de 8,4 puntos porcentuales con respecto al año previo.

El escenario actual es mucho más dramático. Desde noviembre de 2017 el país atraviesa un episodio de hiperinflación. La inflación acumula un alza de 10.664% y apunta a cerrar el año cercana a 1.000.000%.

Todo esto ocurre además en un ambiente de incertidumbre y desinformación por parte del gobierno que «preanuncia» ajustes de precios y estrategias económicas, pero no ofrece detalles que permitan a los agentes económicos prepararse o fijarse expectativas claras sobre lo que pueda venir.

A estas circunstancias hay que agregar que las autoridades no dan señales de frenar su política monetaria expansiva. Al 10 de agosto (último dato disponible) la liquidez se ubicaba en Bs 4.016,7 billones, un alza de casi mil billones en menos de un mes y un acumulado de 3.054% en lo que va de año.

Y la promesa de mantener los subsidios directos, entre ellos uno nuevo para la gasolina, no ayuda a pensar que en los próximos meses la espiral inflacionaria se detendrá.

Por otro lado, lo que resta del año es la época cuando históricamente se reportan picos en los precios, debido a la temporada escolar y la liquidación de utilidades y aguinaldos. También es la época de las importaciones para finales de año y en ese aspecto tampoco hay claridad de cómo funcionará el nuevo esquema cambiario.

La idea de crear una unidad de cuenta (petro) con la que se busca estabilizar los precios (entre ellos el del dólar) podría aportar elementos de equilibrio (en precios y tipo de cambio), siempre y cuando se detenga la emisión monetaria indiscriminada, disminuya el déficit fiscal, se defina una política cambiaria coherente y el gobierno consiga fuentes de financiamiento.

La presión sobre el tipo de cambio paralelo es cada vez mayor. Esta semana en las mesas de dinero se llegó a cotizar el dólar a Bs 7 millones, mientras en otros mercados se produjo una variación de hasta 46%.

Estamos frente a un panorama de muchas expectativas donde hay que procesar cada información con mucha atención para tomar decisiones con la mayor velocidad posible. Los próximos días serán de adaptación del nuevo esquema que quiere implementar el gobierno y sus resultados no se verán sino pasado un tiempo.

En tanto hay que enfocarse en mantener lo mejor informado y motivado posible a los gerentes, empleados e incluso proveedores de la empresa de manera que la estrategia de supervivencia que se adopte sea fluida. Esperamos que las decisiones que anunciará el gobierno en estos días  sean las acertadas y le produzcan al país tranquilidad y manejo de expectativas positivas.

César Aritimuño Director de Aristimuño Herrera & Asociados

Análisis Estratégico

¿Cómo funcionó el anclaje a una unidad de cuenta en Brasil?

En nuestro boletín de hace dos semanas, redactamos unas líneas asociadas a nuestra visión en relación con el anclaje del bolívar soberano al petro, hacia dónde podía apuntar dicho esquema y su comparación con el caso de Brasil durante la implementación del Plan Real en los años 90.

En efecto, las medidas recientemente anunciadas por Nicolás Maduro, puntea en lo superficial a una aplicación muy similar a lo expuesto en nuestro informe. En esta oportunidad vamos a explicar operativamente cómo funcionaba el esquema en Brasil, hacer comparaciones con el caso venezolano y si puede o no tener éxito.

Uno de los temas medulares que buscó Brasil con la implementación de la Unit of Real Value (URV) fue eliminar la inflación inercial. Este concepto se presenta cuando los precios relativos de la economía están distorsionados debido a que sus ajustes no son simultáneos, presentándose fuertes rezagos en los precios de los distintos bienes de la economía. Este punto existe con mucha evidencia en Venezuela, hay una distorsión muy elevada de los precios relativos, porque existe una desincronización en el ajuste de precios, sumado un factor de expectativas (incertidumbre) que le agrega un carácter explosivo a la inflación actual.

La forma de funcionamiento de la URV era la siguiente: una URV era equivalente a 100 cruzeiros (la moneda de curso legal en 1994 en Brasil) y a su vez 1 URV era igual a un dólar. El Banco Central de Brasil publicaba la inflación mensual de tres principales índices de precios y, con base en un promedio geométrico, se tomaba una medida de inflación final que se transformaba a diaria. Con esta inflación diaria del mes anterior, se iban a ajustar todos los precios de la economía del mes en curso, lo cual garantizaba que tanto demandantes como oferentes iban a conocer con anterioridad la variación de los precios y sus salarios.

Veamos un ejemplo: Supongamos que la inflación registrada el último mes fue de 45%, y tomemos el caso de un vendedor de computadoras que acostumbraba a cambiar los precios semanalmente con base en diferentes criterios. Un mes atrás las vendía a 100 cruceiros, pero ahora, un mes después, llegado el momento del ajuste, se encuentra con una nueva convención que le permite cambiar los precios diariamente y utilizar una nueva unidad de valor.

La autoridad monetaria ha introducido el día anterior una nueva unidad de valor (la URV), cuya paridad con el cruzeiro real es 100 a 1, es decir, 100 cruceiros equivalen a 1 URV, pero también ha dicho que, como la inflación del pasado mes fue del 45%, la paridad entre el cruzeiro y la URV cambiará cada día y por los siguientes 31 días a razón de 1,12% diario. En consecuencia, el primer día del nuevo mes, el vendedor de computadoras tiene la opción de venderla a 1 URV, pero, en lugar de recibir 100 cruzeiros, recibirá 101,12 cruzeiros. El día 2, una URV tendrá el valor de 102,25 cruzeiros y ése será el monto en moneda de curso legal que recibirá el vendedor. Su computadora sigue exhibiendo un valor público de 1 URV, pero él estará recibiendo un monto en cruceiros reales cada día mayor mientras haya inflación. ¿Por qué habría de aceptar el vendedor esta nueva convención?

En esencia porque su ingreso sigue estando protegido contra la inflación, pero no porque él haya fijado un nuevo precio, sino porque la unidad de cuenta que ahora usa está indexada. De esa manera, la indexación diaria funciona casi que en forma perfecta para él.

El comprador tampoco pierde, pues su ingreso, ahora en URV, ha sido también indexado o protegido por la nueva unidad de cuenta. De tal manera que el mecanismo de indexación diaria que permite hacer transacciones con una nueva unidad de valor, al acortar a su mínima expresión los plazos de los cambios en los precios, termina generando una uniformidad y una coordinación casi perfecta en los ajustes que acaba con la desalineación de los precios relativos (ver diagrama a continuación).

Desarmados ante la hiperinflación

Sin embargo, hay varios elementos que no están presentes en Venezuela si en efecto el gobierno quiere utilizar al petro como unidad de cuenta y establecer un esquema similar a lo que hizo Brasil:

1) No se está planteando reducir el déficit fiscal, controlar la emisión de dinero, políticas cambiarias claras y esquemas para fortalecer el sector externo. Todos estos puntos fueron claves para reducir la inflación en Brasil, ya que no se trató solo de introducir una nueva unidad de cuenta.

2) Confianza en el Banco Central de Brasil y control de expectativas ante la publicación transparente y oportuna de las cifras de inflación fue clave para el programa. Recordemos que el Banco Central de Venezuela  desde diciembre 2015 no publica cifras de inflación.

3) La institucionalidad en la implementación de la URV fue un punto importante, debido a que su aprobación pasó por la el Parlamento.

Vemos complicado que si en efecto el gobierno utiliza al petro como unidad de cuenta y pretende que el plano fiscal, monetario, cambiario y de financiamiento externo se mantenga intacto, dicha medida vaya a permitir frenar la inflación, sino todo lo contrario, la incertidumbre podría agregar mayor velocidad a lo ya observado, ante la falta de credibilidad de los hacedores de políticas y las instituciones.

Juan Crisóstomo Economista

Gráfico de la Semana

Velocidad de variación del precio del Dicom se acelera, mostrando un alza de 20% consecutivo en las últimas cuatro subastas

 

datos bancarios
  • La cartera de créditos bruta de la banca creció 65,9% en el mes de julio, para una expansión en el año de 4.819%. Observamos una leve ralentización del crédito en el mes, luego de haber alcanzando un pico en el mes abril (113,7%). Progresivamente ha disminuido la velocidad de crecimiento en los últimos tres meses. Agosto apunta a registrar una nueva disminución en el ritmo de expansión del crédito, de acuerdo con lo observado en el ritmo de la liquidez monetaria en relación con la base monetaria en lo que va de mes.
  • Lo anterior lo atribuimos a dos factores: la compra adelantada de los TICC (títulos denominados en moneda extranjera pero pagaderos en bolívares indexados a la tasa Dicom). Implica que los bancos con una fuerte posición en dichos títulos ya no poseen este efecto contable positivo cada vez que el Dicom se deprecia, por tanto, esto afecta directamente el impacto anteriormente favorable en su patrimonio y en su capacidad de otorgar créditos a partir del mes de agosto. El segundo elemento, es que los bancos pueden estar más cautelosos en sus políticas crediticias considerando un ambiente económico que sigue deteriorándose y con perspectivas negativas para los próximos meses.
  • La intermediación se ubica en 50,4%, una caída de 4,4 puntos porcentuales en el mes. Para los bancos en los próximos meses será clave generar el volumen suficiente de ingresos a través de la expansión crediticia. Sin embargo, esto depende de las limitaciones actuales en los índices de capital y de qué va a pasar con el Dicom y si en efecto va a seguir siendo el tipo de cambio de referencia para la banca.

visión gerencial

Las criptomonedas como medio de pago alternativo empresarial

Las limitaciones de pago que existen en la economía venezolana son una traba más a la actividad empresarial. Algunas organizaciones optan por aprovechar el auge mundial de las criptomonedas para sortear las dificultades que causan la escasez de efectivo, la hiperinflación, los topes a las transacciones electrónicas y, sobre todo, el control cambiario.

La realidad económica de Venezuela es muy sui géneris. La peor crisis por la que haya pasado el país obliga a las empresas a reinventarse. Planes de venta, de mercadeo, de recursos humanos para retener el personal y alianzas estratégicas, son algunas políticas en las que las organizaciones han tenido que adoptar o adaptar esquemas que les permita la continuidad de sus operaciones.

Pero todo pasa por un punto en común: transacciones de pago que también sufren los embates de un sistema económico colapsado.

No hay libre acceso a la compra de divisas, existen sanciones de EEUU sobre Venezuela por lo que agentes de pago se abstienen de participar, no pueden hacerse transferencias de manera regular porque hay topes diarios y mensuales a las operaciones y una serie de obstáculos a los pagos que restringen cada vez más las opciones de las empresas.

Algunas organizaciones han comenzado a utilizar las criptomonedas como medio de pago alternativo para aliviar los cuellos de botella de las plataformas electrónicas y el acceso a divisas.

La compleja situación económica ha incentivado la creación de medios de pago propios, soportados en la plataforma blockchain que comienzan a usarse de manera regional y algunas de las cuales (bolívar coin y arepa coin) ya están listadas en casas de cambio internacionales.

Uno que otro comercio en el país acepta pagos a través de las billeteras virtuales de dash u onix, por ejemplo. No es una tendencia masiva, pero cada vez hay alguien que apuesta por abrirse al mercado de las criptomonedas.

Las empresas que aceptan monedas virtuales hacen sus registros contables en bolívares, señala Aaron Olmos, profesor del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA), especializado en temas de economía digital.

¿Cuál es la mejor criptomoneda a emplear? Dependiendo del uso, las empresas hacen la selección entre una u otra. Básicamente en Venezuela se les está dando una utilidad transaccional, para facilitar compromisos de pago que de otra manera se hacen más difíciles y engorrosos.

Hay organizaciones que están probando el mundo de las cripto para obtener dólares o como elemento de reserva. Incluso, hay sectores que se preparan para la transformación digital.

El bolívar pierde valor cada día y las compañías buscan preservar sus activos. Las criptomonedas están montadas en una tecnología confiable (blockchain) y no se deprecian por la hiperinflación. No dependen de la política económica del gobierno.

Es tan amplio el espectro de monedas digitales que algunas empresas ofrecen como compensación salarial a sus empleados bonos en criptoactivos, lo que les permite un margen de maniobra financiero.

Hacer frente a la crisis no es solo revisar constantemente la estructura de costos, el flujo de caja y mantener un buen clima laboral, sino considerar en las estrategias el uso de criptomonedas, que no están expuestas a controles y funcionan para resolver operaciones de pago.

En épocas de crisis los fanáticos del libre mercado no fueron capaces de distinguir entre libertad para negociar (generalmente algo bueno) y no actuar por omisión (generalmente algo malo). El futuro siempre es incierto, pero mucho más si se mantienen los ojos cerrados.

Ligia Perdomo

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