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22/07/2016 12:01 AM
| Por

*Luis Brusco

Es hora de prepararse para el ajuste necesario

Ya Venezuela completó el circuito de desequilibrio general de la economía que incluye los desbalances macroeconómicos interno y externo con pérdida de casi la totalidad de sus ahorros, lo que realimenta el elevado financiamiento monetario del sector público y la permanencia de una desproporcionada aceleración de la inflación.

Esta situación exige con urgencia la aplicación de un plan de estabilización de la economía, que refleje un ajuste completo de la misma con apoyo financiero externo, y frente al cual los agentes económicos deben estar preparados para contribuir en lograr la máxima eficiencia de las necesarias medidas que se aplicarían, de lo contrario la depresión económica actual se prolongaría por mucho más tiempo.

La banca es uno de los agentes económicos (principales actores que participan en la economía y que fundamentalmente son el Estado, las empresas y las familias) a tomar muy en cuenta en el desarrollo del ajuste. Como es de esperarse, el viraje hacia una política económica estabilizadora conlleva, entre otros objetivos intermedios, la búsqueda del equilibrio monetario, sustentado en el manejo contractivo de la liquidez monetaria y probables aumentos de las tasas de interés, las cuales son medidas que pudiesen afectar la función de pagos  de la banca y con ello disminuir el alcance y eficiencia  de la nueva política monetaria.

Es reconocido que más allá de lo importante que resulta para la economía la función de intermediación crediticia de la banca, la función de pagos de la misma es necesario preservarla para lograr la mayor eficiencia del cambio de estrategia monetaria, de lo contrario el efecto sería nocivo en el posible plan de ajuste. Ahora bien, la función de pagos de la banca se encuentra estrechamente relacionada con su grado de solvencia, y aunque esta última se mide mediante la relación entre el total de activos y total pasivos, el cociente positivo que resulta (como debe ser) no necesariamente refleja una buena capacidad de pago de las instituciones financieras.

La verdadera solvencia se debe medir con un estudio adicional sobre la posibilidad de hacer líquidos sus activos en el corto plazo y la proporción de pasivos a la vista que maneja la banca.

En este sentido cobra mucha importancia, en víspera de la puesta en marcha de un plan de ajuste de la economía, el conocimiento real por parte de los banqueros y autoridades gubernamentales fiscalizadoras del sistema bancario del grado de fragilidad y de riesgo de la cartera crediticia, que pudiese crear incertidumbre sobre la conversión de la cartera en liquidez a corto plazo y en forma oportuna.

En conclusión, hoy, por las expectativas de un posible viraje de política económica en procura de la estabilización en un tiempo más temprano que tarde, debe ser prioritario para los responsables de la banca cuidar por mantener activos crediticios claramente sanos y que no oculten problemas “bajo la alfombra”.

*Profesor de la UCV. Ex-Gte de estudios monetarios del BCV y profesor de la UCV. Jefe de estudios de Aristimuño Herrera & Asociados.

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