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08/08/2016 10:42 AM

Lección para Venezuela: ¿Qué hace Holanda para exportar 80.700 millones de euros en agricultura?

Holanda lidera el campo de la innovación agrícola en estos momentos, lo que le permite gozar de un superávit de 28.300 millones de euros en esta área. 

Según cifras citadas por el portal Economipedia, este saldo favorable se obtiene al restar sus 80.700 millones de euros en exportaciones agrícolas frente a 52.400 millones en importaciones, todo esto con una superficie total de 33.849 kilómetros cuadrados (menos de 3% del territorio venezolano), de la cual tan sólo 27% es cultivable. 

De hecho, llama la atención que en estos rubros la economía holandesa haya logrado superar a países con grandes extensiones de terreno cultivable como Rusia, India y Brasil. 

Cabe destacar que los productos relacionados con la agricultura y la ganadería suponen un 18,8% de las exportaciones totales del país europeo, y que la mayor parte de las ventas fueron de vegetables, carne, flores y plantas vivas (en cuyo caso Holanda acapara más de dos tercios del mercado mundial) y productos lácteos, aunque también destacan las exportaciones industriales ligadas al sector primario (siendo el primer exportador mundial de robots para la extracción de leche bovina).

Destacando nuevamente el papel de la innovación tecnológica en estos resultados, cabe mencionar los siguientes puntos que explican el liderazgo holandés en las exportaciones agrícolas: 

Calidad más competitividad: La primera clave es entender que Holanda ocupa la segunda posición mundial por el valor (no el volumen) de sus exportaciones, lo cual nos indica que los productos holandeses son relativamente más caros que los de sus competidores, y sin embargo, son más competitivos y mantienen su posición de liderazgo.

Esta realidad rompe con la tendencia en el sector primario, tradicionalmente dominado por países con abundantes recursos naturales abocados a una producción masiva y compitiendo entre sí por ofrecer los precios más bajos del mercado. La vía holandesa, en cambio, demuestra que un país con recursos mucho más escasos y costes de producción más elevados puede mejorar los resultados de sus competidores, planteando una visión radicalmente diferente del mercado.

Vender productos transformados: Los holandeses han sabido entender que comerciar en el sector primario no significa necesariamente vender materias primas. De hecho, el sector agroganadero de los Países Bajos exporta principalmente productos ya elaborados y destinados al consumo final (como el queso), mientras que sus competidores todavía apuestan por las materias primas (leche, en este caso).

Esto supone un proceso de elaboración dentro del país que aumenta sensiblemente el valor añadido de los productos de exportación, lo cual a su vez se traduce en precios de venta más elevados.

De hecho, un 24% de las exportaciones actuales consisten en reshipping, es decir, la exportación de productos agrícolas previamente importados a granel y preparados en Holanda para su consumo final. Gracias a este fenómeno, un pequeño país de Europa del Norte es capaz de exportar frutas tropicales y oleaginosas, propias de climas mucho más cálidos.

Denominación de origen: Los productores holandeses parecen haber tenido éxito a la hora de diferenciar sus productos, reduciendo así el margen de maniobra de la competencia. Esta diferenciación, facilitada por la larga tradición agrícola del país, es mucho menor en los mercados de materias primas, lo cual los hace también más volátiles. Es así como Brasil o Cuba podrían verse muy afectados si un nuevo productor de azúcar entra en el mercado a precios más bajos (ya que básicamente todos ofrecen el mismo producto), mientras que los quesos Gouda sufrirán un impacto mucho menor ante la competencia de una nueva denominación de origen (al ser productos que el público percibe como diferentes). 

Experiencia exportadora: Después de siglos entre los protagonistas del comercio internacional, las empresas holandesas pueden disfrutar de una infraestructura logística inmejorable (con Rotterdam como mayor puerto de Europa) y de una extensa red de distribución de alcance mundial. De esta manera, los empresarios del país pueden abastecerse en los mercados más baratos, vender en otros con más potencial de crecimiento e incluso actuar como intermediarios, todo ello con unos costes logísticos mínimos.

Aunque las ventas exteriores todavía presentan una notable concentración geográfica (el 80% de las exportaciones del sector se dirigen a la Unión Europea) la tendencia a la diversificación puede ser muy importante a la hora de reducir el riesgo de mercado, especialmente si la recuperación europea sigue retrasándose.

De nuevo, la innovación como clave principal: Todos estos factores no hubieran sido capaces por sí solos de generar un aumento exponencial de la producción, menos aún en un sector donde tanto los recursos naturales (la tierra cultivable) como humanos (mano de obra) no han dejado de reducirse. Por el contrario el secreto reside en la innovación y en la introducción masiva de tecnología a lo largo de todo el proceso productivo, lo cual ha contribuido a aumentar notablemente la productividad.

Como ejemplo, la introducción de granjas con cultivos acuapónicos ha dado lugar en algunos casos a una producción 10 veces mayor, pero el uso de tecnología en la agricultura holandesa no es algo nuevo: en la industria lechera, por ejemplo, la inseminación artificial en los animales para mejorar la calidad del ganado ya se utilizaba en los años 60, y en el último lustro del siglo XX ya se habían introducido los primeros robots para la extracción de leche. Actualmente el liderazgo en tecnología se mantiene, con actividades (como la recogida de frutas), que aún en los países desarrollados se hacen todavía manualmente y que en Holanda están cada día más robotizadas.

El resultado de todos los factores mencionados anteriormente (elaboración, diferenciación, distribución, innovación y tecnología) es un aumento continuo del valor añadido en las últimas décadas. La evolución es especialmente positiva en términos de valor por hora trabajada, lo cual permite deducir que la mejora en la productividad ha compensado con creces la reducción de mano de obra. Y posiblemente esta conclusión resume el éxito de la agricultura holandesa: no se trata de producir más, sino de sacar el máximo rendimiento posible a cada unidad de factores invertida.

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