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30/03/2020 04:37 PM
| Por EFE

España e Italia han hibernado sus economías. ¿Qué han hecho otros países?

España e Italia han hibernado sus economías. ¿Qué han hecho otros países?

España e Italia, los dos países europeos más afectados por la pandemia del coronavirus, han puesto sus respectivas economías en estado de hibernación, una drástica medida que dista de las adoptadas por Japón, donde no se paró ningún sector, o EEUU, donde las restricciones varían por estados.

Desde este lunes y hasta el próximo 9 de abril, España, con más de 85.000 contagiados y 7.340 fallecidos, ha parado todas las actividades no esenciales, entre ellas gran parte de la construcción y la industria, en un intento de reducir la movilidad y con ella la propagación del virus.

 – Italia aprobó una medida similar hace una semana –

Italia, con más de 10.000 fallecidos y más de 70.000 casos positivos, ya frenó toda la actividad productiva no esencial el 23 de marzo, una medida que reclamban las regiones más afectadas como Lombardía (norte).

Al igual que en España se mantienen operativos supermercados, farmacias y las industrias química y farmacéutica, mientras que han echado el cierre, y con un plazo de 72 horas desde la promulgación del decreto, todas las actividades relacionadas con la metalurgia, el alquiler de vehículos y el sector de la construcción, a excepción de la parte de infraestructura.

La patronal italiana Confindustria criticó que el decreto instauraba una «economía de guerra» y aseguró que se perderían «100.000 millones de euros al mes».

– En Francia han tenido que cerrar muchos establecimientos –

En Francia, con más de 40.000 positivos y unos 2.600 muertos, el Gobierno no decretó la paralización general de la actividad económica cuando impuso el confinamiento obligatorio el 17 de marzo, pero hay una larga lista de establecimientos obligados a cerrar, como centros educativos, salas de espectáculos, museos o espacios deportivos.

Siguen abiertas las tiendas de alimentación, las farmacias, los bancos, los estancos, las gasolineras, las lavanderías, los establecimientos de informática, de telecomunicaciones, de recambio de automóvil o de maquinaria agrícola y de productos de bricolaje.

En la construcción, para la inmensa mayoría de las empresas resultaba difícil cumplir las reglas oficiales para evitar la propagación de la epidemia y han suspendido las obras. Lo mismo ha ocurrido en muchos sectores industriales, como el automóvil, donde el parón es prácticamente total.

El Gobierno ha cifrado en 220.000 las empresas que han presentado solicitudes para poner en paro parcial (ERTE) un total de 2,2 millones de empleados, mientras que el instituto francés de estadística ha estimado en el 35 % la pérdida de actividad económica.

– En el Reino Unido siguen activas construcción e industria –

El Gobierno británico ha ordenado el cierre de comercios no esenciales y colegios para tratar de contener la epidemia del nuevo coronavirus, que ha causado más de 19.500 positivos y 1.228 muertos, mientras que la construcción y la industria continúan activas, aunque muchas de marcas de automoción han parado su actividad.

En general, todos los establecimientos deben permanecer cerrados, salvo algunas excepciones, como supermercados, farmacias, bancos y gasolineras.

La consultora Capital Economics prevé una caída del PIB británico del 15 % en el segundo trimestre, respecto al primero, debido a las medidas para frenar la epidemia.

– En Alemania se mantiene abierto lo estratégico – 

También en Alemania, con más de 58.000 positivos y 474 muertos, hay restricciones y se han cerrado establecimientos salvo los que pertenecen a sectores estratégicos, como lo relacionado con la alimentación, el suministro de medicinas, la atención médica y la información de la población.

Además hay empresas en algunos sectores, como el de automóvil, que han interrumpido la producción por las dificultades en la llegada de componentes.

El Consejo Asesor de Economistas del Gobierno alemán calcula que la crisis del coronavirus le costará al PIB alemán una caída de entre el 2,8 y el 5,4 %.

– China vuelve a la normalidad –

Frente a las medidas más o menos drásticas adoptadas en Europa, China parece volver a la normalidad, o al menos eso muestran las cifras oficiales, tras una parálisis económica desde finales de enero que dejó una histórica caída del 38,3 % en la producción industrial en los dos primeros meses de 2020.

Pekín declaró la alerta sanitaria poco antes del Año Nuevo lunar a finales del pasado enero y, tras el fin del período vacacional -que fue prolongado-, permitió únicamente la apertura de negocios considerados indispensables como farmacias o supermercados.

Las interrupciones en las cadenas de suministro y producción afectaron también a las numerosas firmas extranjeras con fábricas en China y a las que dependen de materiales o productos procesados en el gigante asiático para poder desarrollar su trabajo, con sectores como el textil o el tecnológico entre los más afectados.

No obstante, incluso en los días más duros de la pandemia, que ha causado más de 82.000 positivos y 3.313 muertos en el país, el Gobierno mantuvo operativas industrias clave como la producción y el suministro de alimentos o la manufactura de material médico y medicamentos y permitió la operación de sectores que facilitaban el confinamiento como los de paquetería o reparto a domicilio.

– Japón no ha paralizado ningún sector –

Japón por el momento no ha paralizado completamente ningún sector económico ni ha ordenado medidas para contener el virus tan drásticas como en otros países debido a que, según las cifras oficiales, el número de contagios es relativamente reducido en su territorio (menos de 2.000 casos sin contar los del crucero Diamond Princess).

La menor actividad económica ha afectado, no obstante. al sector servicios, altamente dependiente de la entrada del turismo chino, o el del automóvil, debido a que los principales fabricantes nipones cuentan con plantas en China.

Así, los dos mayores productores nipones del motor, Toyota y Nissan, han parado temporalmente algunas de sus instalaciones, pero no han llegao a paralizar por completo sus actividades. Ambas vieron caer su producción en febrero en un 12,2 % y un 19,5 % interanual respectivamente.

– En EE.UU. las medidas son muy dispares según el estado – 

En Estados Unidos no hay una orden general de Washington para afrontar la emergencia del coronavirus, sólo recomendaciones, y queda en manos de los gobiernos estatales o municipales la aplicación de las medidas convenientes.

Así, hay estados y ciudades que abren negocios de atención al público no esenciales, como peluquerías, y en otros en los que el cierre es mayoritario. Pero los más afectados, por lo general, son hoteles, bares y restaurantes, que han limitado estos últimos sus actividades a las comidas para llevar.

En EEUU, lejos de que su economía haya entrado en hibernación, hay sectores que han multiplicado su actividad, como el comercio electrónico.

– En Brasil la industria automotriz temporalmente parada –

En Brasil, como república federativa, los estados tienen un amplia autonomía en el ámbito de la seguridad y la salud. La gran mayoría de los 27 estados del país han recomendado a sus poblaciones que se queden y trabajen en casa y adoptado medidas de aislamiento, aunque con diferentes grados de restricción.

Las acciones más agresivas se han adoptado en los estados de Sao Paulo y Río de Janeiro, que juntos concentran el 30 % de los 210 millones de habitantes de Brasil y son los dos principales focos de la pandemia en el país al concentrar la mayor parte de los más de 4.250 positivos y 136 muertes. En ambos se han cerrado todos los establecimientos comerciales y de servicios, salvo los de primera necesidad.

No obstante, el presidente de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro, ha criticado duramente estas medidas, a las que llegó a calificar de «crimen», y exigido la vuelta al trabajo.

Los grandes empresarios del sector ya han avisado que podrían despedir hasta un tercio de sus empleados (600.000 en número absolutos), en caso de que continúe el confinamiento. El sector servicios -responsable por alrededor del 75 % del Producto Interno Bruto (PIB) brasileño- es hasta ahora el más afectado por esta crisis, junto al comercio y el transporte aéreo.

La industria también se ha visto golpeada por la pandemia y un pilar fundamental de la misma, el sector automotriz, ha paralizado temporalmente casi todas las fábricas del país desde este lunes.

– México impuso jornada de «sana distancia» durante un mes –

En México se implantó el pasado 23 de marzo la llamada jornada nacional de sana distancia, que durará al menos un mes y prevé entre otros puntos el cese de actividades no esenciales, pero el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) ha pedido claridad sobre estas medidas y en la práctica muchos comercios continúan abiertos.

Pese a estar en la fase 2 de la epidemia, con 993 casos y 20 muertes por COVID-19 en el primer mes de la enfermedad, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha descartado por el momento el rescate de grandes empresas, estímulos fiscales, toques de queda obligatorios y cierre de fronteras.

Esta crisis y la caída internacional de los precios del petróleo, ha llevado a diversas instituciones financieras a prever una contracción de la economía mexicana en 2020 de hasta el 7 %.

– Argentina semiparalizada –

Argentina, con 820 positivos y 80 muertos, está en un estado de semiparalización tras el aislamiento social preventivo obligatorio que decretó el Gobierno del peronista Alberto Fernández el 20 de marzo hasta la finalización de la Semana Santa, una medida que para algunos analistas agravará aún más la recesión que atraviesa el país desde hace dos años.

La cuarentena obligatoria pone en riesgo al 64 % de los 19 millones de trabajadores, según un informe de la consultora Analytica, porque actualmente solo funciona con cierta normalidad el 41 % de las actividades económicas, entre ellas la agricultura, la producción y venta de alimentos y medicamentos, la administración pública y la generación y distribución de luz, agua y gas.

El Gobierno argentino decidió dejar de lado las indicaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) de reducir el déficit fiscal para anunciar una serie de ayudas y subsidios que asistan a los sectores de la economía informal -casi la mitad del total- y a las pequeñas y medianas empresas cuya subsistencia está en riesgo y no pueden pagar los salarios sin facturar.

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