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01/12/2016 09:28 AM
| Por

Enrique González*

El control de precios: Parte del problema y no de la solución

Lo primero que habría que señalar es que los controles de precios resultan ineficientes cuando no distorsionantes para alcanzar objetivos anti-inflacionarios y de acceso a los bienes y servicios. Adicionalmente, toda regulación y control de precios basado en costos adolece de problemas de asimetría de información, específicamente del tipo selección adversa a la hora de precisar los costos, así como un problema de riesgo moral por constituir mecanismos de bajo poder de incentivos. En lo que se refiere a la actual regulación por medio de la Ley Orgánica de Precios Justos, la Providencia Administrativa N.003, la N.70 y la doctrina de la SUNDE, una importante observación debe realizarse.

Entrando en materia, la SUNDDE debe considerar dejar de utilizar como fórmula para calcular la rentabilidad de las empresas la siguiente: p-c/c donde p es el precio y c el costo marginal y/o unitario en su defecto. Tal fórmula debe ser sustituida por la conocida como Índice de Lerner definida por: L=p-c/p donde p es el precio y c el costo marginal.

La sugerencia y necesidad de cambio en la forma de medición del margen obedece no sólo a lo oportuno que resulta utilizar criterios mundial o internacionalmente difundidos, sino porque la fórmula actualmente utiliza la SUNDDE adolece de crear distorsiones e incentivos perversos no deseados en detrimento de interés público económico.

La extensa literatura especializada en economía industrial, microeconomía y regulación reconoce al Índice de Lerner como una proxy o definición de poder de mercado por parte de las empresas en los mercados. En específico, Lipczynski, Wilson y Goddard[1] en su libro sobre teoría de la organización industrial en la sesión sobre “Medias de Rentabilidad y/o Beneficio de la Empresa” introduce al indicador margen precio-costo como el ratio de beneficio respecto al ingreso de las ventas, es decir:

PCM = Price-Cost Margin = ( TR – TC ) / TR

Donde: TR = Total Revenue o Ingresos Totales

     TC = Total Cost o Costos Totales.

Esto implica:

PCM = ( P*Q – AC * Q ) / P*Q

Donde P es el precio, Q son las cantidades, AC el costo promedio, en el caso que AC sea constante AC=CMg siendo CMg el costo marginal.

Simplificando tenemos:

PCM=P-CMg/P = Índice de Lerner.

El índice de Lerner está sujeto a un valor mínimo de cero y un valor máximo de uno. Este rango de valores que toma el índice de Lerner como medida de poder de mercado resulta razonable en comparación al uso de un índice como el que utiliza la SUNDDE (p-c/c).

Por ejemplo, supongamos que el costo marginal tiende a cero, por ejemplo porque estamos en un sector donde el costo de reproducción es prácticamente nulo. Si calculamos el límite de cada una de las fórmulas cuando el costo marginal tiende a cero tenemos:

Primer Caso:

Lim P-C/C   =   ∞

C—>0

Segundo Caso:

Lim P-C/P    =  1

C—>0

El primer caso no cuenta con microfundamentos y pudiera crear enormes sesgos y prejuicios en contra de la actividad económica privada. Es falso y no cuenta con microfundamentos que una empresa podría aumentar las precios o divorciar irrestrictamente sus precios de los costos o sus márgenes. Recordemos que incluso en el peor de los casos, el de un monopolio natural, el precio máximo que podría cobrar la empresa es el precio de monopolio, porque al aumentar infinitesimalmente el precio desde este nivel, la pérdida de Ingresos asociada con la demanda supramarginal que se pierde al aumentar los precios supera los ingresos asociados al descreme de mercado asociado con la demanda cautiva (inframarginal).

Por su parte Becker[2] define al Índice de Lerner como: Es una medida utilizada por los economistas para establecer el alcance del Poder de Mercado mantenida por una empresa en el mercado… También puede demostrarse que el Índice de Lerner para una empresa monopolista maximizadora del beneficio está inversamente relacionada con la elasticidad precio de la demanda del producto en cuestión. Mientras más elástica la demanda, mayor el valor del Índice de Lerner, indicando un mayor poder de mercado… Más allá, en mercados Oligopólicos que siguen un proceso de competencia tipo Cournot, podría demostrarse que el Índice de Lerner para cualquiera de las empresas está positivamente relacionado con su participación de mercado de la empresa… El Índice de Lerner es igualmente una medida del Desempeño del Mercado. El costo social que provendría de la ineficiencia asignativa de mercados de competencia imperfecta depende directamente del alcance de la divergencia entre el precio y el costo marginal en el mercado –pérdida de peso muerto-.

Por su parte Baye[3] titula una de las sesiones de su libro: Comportamiento de los Precios: explicando que las empresas en algunas industrias cargan mayores márgenes que las que cargan algunas otras empresas en otras industrias. Para ilustrar este hecho, Baye destaca que los economistas utilizan para expresar el comportamiento de los precios el Índice de Lerner, definido como L=P-MC/P donde P es el precio y MC el costo marginal.

El Índice de Lerner está relacionado con el margen cargado por la empresa. En particular, podemos reordenar la fórmula del Índice de Lerner para obtener:

P=(1/1-L)*MC

En esta ecuación, 1/(1-L) es el factor de margen. Este define el factor por el cual el costo marginal es multiplicado para obtener el precio del bien.

De esta manera este índice se deriva directa y naturalmente de la programación de optimización de la propia empresa:

Pr = Profit= TR – TC = P*Q – Q*C

∂Pr/∂Q = ∂TR/∂Q – ∂TC/∂Q = ∂[P*Q]/ ∂Q – ∂[Q*C]/ ∂Q = P + ∂P/∂Q*Q – MC = 0

P + ∂P/∂Q*Q – MC = 0      C.P.O.

P – MC = -∂P/∂Q*Q      Dividimos entre P y tenemos:

P-MC/P=1/[-∂Q/∂P*P/Q]

Donde [-∂Q/∂P*P/Q]= ɛ    Elasticidad Precio de la Demanda

P-MC/P=1/ ɛ

Esta fórmula del Índice de Lerner ofrece entre otras muchas ventajas, las dos siguientes:

1.- Facilita la estimación directa y econométricamente del poder de mercado en un mercado como el margen entre el precio y el costo marginal como porcentaje del precios –ponderando evitar problemas como la conocida falacia del Celofán-, sin que se tenga que contar con información sobre los costos, subsanando un importante problema de asimetría de información, y de selección adversa más precisamente (se sugiere ver a Massimo Motta: Competition Policy: Theory and Practice. Cambridge University Press. 2004 donde hace mención a los modelos de estimación propuestas por T. F. Bresnahan).

2.- No desincentiva la introducción de nuevas tecnologías y evita falsos positivos.

Para explicar este segundo punto consideremos una empresa que podría realizar un esfuerzo productivo o la introducción de una nueva tecnología, maquinaria o proceso que implicaría una reducción del costo marginal en 10%. Para simplificar el ejemplo normalizaremos el precio igual a uno (1).

Utilizando la errada fórmula que actualmente se utiliza en Venezuela (P-C/C) para calcular el costo marginal que determinaría un 30% según esta fórmula, este costo sería igual a C=0,769. Si utilizamos este mismo nivel de costo marginal con el precio normalizado a uno y el Índice de Lerner el margen arrojaría 23%. Este resultado ya nos asoma que la primera tendería a sobre estimar el margen como ya lo asomábamos anteriormente en el presente documento.

Ahora bien si el costo marginal podría disminuir un 10% de disminución, por ejemplo por la introducción de una nueva tecnología o mejora en la productividad, pasando así el costo marginal de 0,769 a 0,692, calculemos los nuevos márgenes según cada una de las fórmulas hasta ahora utilizadas (la primera desarrollada por la doctrina de la SUNDDE y la segunda, el índice de Lerner).

Primer Caso: Nuevo Cálculo con nuevo costo reducido y fórmula P-C/C:

P-C/C=1-0,692/0,692=0,44

o Caso: Nuevo Cálculo con nuevo costo reducido e Índice de Lerner P-C/P:

P-C/P=1-0,692/1=0,308

Nótese que en la primera fórmula utilizada por la SUNDDE una reducción de costos, que implicaría menores costos, mayor eficiencia, mayor productividad, eventualmente mayor producción incurriendo en un menor uso de recursos coadyuvando a resolver los problemas de desabastecimiento y escasez terminaría siendo sancionado por la SUNDDE. Una vez que el costo se encuentra restando en el numerador de esta fórmula, así como en el denominador, el efecto de la eficiencia en la disminución del costo está siendo ponderado doblemente de forma negativa. Esta fórmula tiende a crear falsos positivos y castigar a justamente a aquellos que serían parte de la solución a la crisis económica.

Viscusi, Harrington y Vernon[4] en su libro referencial sobre regulación económica desarrollan una sección titulada “Midiendo el Poder Monopólico”, en la cual proponen al Índice de Lerner porque refleja lo que gráfica y analíticamente representa el beneficio o diferencia entre el precio y el costo incurrido como porcentaje del valor pagado en el mercado.grafico

Ya el índice de Lerner podría estar diciendo muy poco en términos de interés público, del acceso a los bienes y respecto al ejercicio o consecuencias del poder de mercado. De hecho, podría ser poco o nada revelador el índice de Lerner o cualquier medición de poder de mercado, cuando nos encontramos en una situación de baja actividad económica, como está ocurriendo actualmente en Venezuela. Viscusi, Harrington y Vernon destacan que resulta útil observar que el índice de Lerner podría ser elevado pero podría involucrar poca actividad económica. Así las cosas, una mejor medida de poder de mercado para aquellos propósitos de decidir si el gobierno podría adelantar acciones antimonopolio es utilizar la pérdida de peso muerto que se estaría eventualmente generando. Podría ser demostrado fácilmente, por ejemplo, que para incluso un monopolio con costos marginales constantes que se enfrenta a una demanda lineal, la pérdida de peso muerto sería la mitad de los ingresos monopólicos. De acá que quedaría claro que la pérdida de peso muerto como costo social, será menor si el ingreso en cuestión es menor, independientemente del nivel de índice de Lerner o de la diferencia del precio con el costo marginal, o incluso del peso de esta diferencia respecto al precio. Si bien la diferencia entre el precio y el costo marginal da la altura del triángulo que representa la pérdida de peso muerto, el nivel de actividad económica da la base del triángulo. Con lo anterior queremos hacer ver algo dicho por nosotros en otros artículos (Ver: http://www.bancaynegocios.com/microeconomia-de-la-crisis-y-desatino-regulatorio/ ) ni el margen, ni el nivel de precios estarían generando mayor preocupación en materia de acceso a los bienes y servicios. El problema es la pérdida de poder de compra de Bolívar, producto de una política económica que ha resultado tremendamente regresiva, porque ha pulverizado la demanda supramarginal, disparándose la prescindibilidad de muchos bienes de la cesta de consumo de los hogares, lo que implica una eventual reducida pérdida de peso muerto. Peor aún, de inmiscuirse el regulador podría estar beneficiando a los consumidores con alta capacidad de pago, maximizando el problema de oferta y ni siquiera resolviendo un tema de equidad.

La atención del Estado debe enfocarse más a la pérdida de peso muerto, a la demanda supramarginal no satisfecha con disponibilidad y capacidad de pago superior a los costos y no simplemente al nivel de precios y al margen. Este tema lo identifica muy bien Luis Cabral[5]. Cabral señala que el índice de Lerner da respuesta a la pregunta sobre cuánto poder de mercado se detenta, y la pérdida de peso muerto da respuesta a la pregunta sobre las consecuencias o efecto del ejercicio de tal poder de mercado.

Dramáticamente en Venezuela la crisis económica, la inflación, la depauperación del poder de compra y la depresión del consumo, hacen pensar que la necesaria corrección de precios resulta un tema si bien requerido, secundario, toda vez que el nivel de improductividad, ineficiencia y altos costos de producción hacen pensar que otras son las políticas que se requieren para impulsar y financiar la actividad económica y el consumo, porque probablemente poco sea la pérdida de peso muerto hoy en los mercados.

Economista UCV. Master in Competition and Market Regulation, BarcelonaGSE, Universidad Pompeu Fabra, Universidad Autónoma de Barcelona. Postgraduate Diploma in Economics for Competition Law, Kings College London. 

[1] LIPCZYNSKI John, WILSON John y GODDARD John: Industrial Organization: Competition, Strategy, Policy. Second Edition. FT Prentice Hall. 2005.

[2] Gilbert Becker en Volume III. The Blackwell Encyclopedia of Management. Managerial Economics. Second Editor. Editado por Robert E. Auliffe. Blackwell Publishing. 2005.

[3] BAYE Michael y PRINCE Jeffrey T.: Managerial Economics and Business Strategy. 8 Edition. McGrawHill. 2014.

[4] VISCUSI W. Kip., HARRINGTON Joseph E. Jr., y VERNON John M.: Economics of Regulation and Antitrust. Fourth Edition. The MIT Press. 2005.

[5] CABRAL Luis: Economía Industrial. McGrawHill. 1997.

 

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